En la efervescente anticipación previa al lanzamiento de Star Wars: Episodio III, Lucasfilm aprovechó la ocasión para tejer relatos intrigantes y generar entusiasmo entre los fanáticos. En medio de novelas y cómics, surgió "Hacia lo desconocido", una historieta especial en el número 19 de Star Wars Tales que unía a dos iconos de la pantalla grande: Indiana Jones y Han Solo.
Esta singular publicación de diez páginas narraba la muerte del contrabandista, acompañado por Chewbacca, en un misterioso planeta hostil. Años después, un arqueólogo, nada menos que el Dr. Jones, descubre su esqueleto, dejando a los lectores con la expresión "Esto es muy familiar". Aunque este crossover no es considerado canónico, ofreció una perspectiva única para los fanáticos.
Curiosamente, este no sería el último encuentro entre las dos franquicias. En "Han Solo: Una historia de Star Wars", originalmente planeada como el segundo de muchos spin-offs cinematográficos, los realizadores encontraron una manera de incorporar un elemento distintivo de nuestro héroe con sombrero: el ídolo dorado de "En busca del arca perdida". Esta figura, inicialmente encontrada en América del Sur en 1936, es un recordatorio de las aventuras pulposas del arqueólogo más famoso de la pantalla grande.
La inspiración para esta efigie dorada, sin embargo, tiene raíces inesperadas en los cómics del Tío McPato creados por Carl Barks. Específicamente, "Las siete ciudades de Cibola" proporcionó el germen creativo para esta icónica reliquia. Así, la conexión se profundiza. A pesar de que "Han Solo: Una historia de Star Wars" no alcanzó el éxito esperado en taquilla, la transición de la franquicia a Disney+ permitió una expansión sustancial del universo. En la película, no evoca la esencia de la búsqueda del arca perdida, sino que también destaca la intención de los cineastas de fusionar elementos de ambas sagas, incluso si están separadas por kilómetros de espacio y miles de años en el tiempo.
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El PELADO Investiga
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