Ese mal hábito tan común en nuestras vidas, es como una sombra que acecha constantemente. ¿Cuántas veces te has encontrado posponiendo una tarea importante con frases como "lo haré después" o "tengo tiempo de sobra" Sé la conoce como “procrastinación”, esa costumbre de dejar para mañana lo que podrías hacer hoy, es un enemigo silencioso que se cierne sobre nuestras vidas con más frecuencia de la que imaginamos.
Es un fenómeno que podemos definir de manera sencilla como la acción de aplazar tareas y responsabilidades que debemos abordar en el presente. Ya sea porque te sientes agotado, careces de motivación o simplemente encuentras una razón para posponerlo, esta conducta nos lleva a retrasar nuestros deberes hasta que la inminencia de una fecha límite nos obliga a actuar.
Es interesante cómo solemos justificar con excusas tales como "he trabajado mucho y merezco un descanso" o el clásico "aún tengo tiempo de sobra". Sin embargo, rara vez nos damos cuenta de que al realizar la tarea en cuestión en el momento adecuado, podemos disfrutar de un merecido descanso posterior sin la sombra del estrés y la ansiedad persiguiéndonos.
Es un comportamiento que, aunque común, no deberíamos tolerar en nuestras vidas debido a las graves consecuencias que puede acarrear. Al dejar las tareas importantes para último momento, nos vemos abrumados por la urgencia y la presión, lo que conlleva niveles elevados de estrés y malestar emocional. Es un ciclo autodestructivo del que muchos caemos presa sin darnos cuenta.
Esta tendencia se manifiesta en diversos aspectos de la vida diaria, ya sea en el ámbito académico, laboral o en las responsabilidades del hogar. Siempre parece haber tareas a las que les damos prioridad, mientras que aquellas que deberíamos hacer languidecen en la lista de pendientes.
A menudo, perdemos tiempo valioso porque preferimos actividades más placenteras o simplemente evitamos enfrentar tareas desagradables. Para contrarrestar esta inclinación, la organización y la gestión del tiempo se vuelven esenciales. Establecer una rutina organizada puede marcar la diferencia.
Comienza tu día con una planificación adecuada, anotando todas las actividades que debes llevar a cabo en una agenda. Esto te permitirá visualizar tu jornada y asegurarte de que ninguna tarea quede en el olvido. Además, puedes utilizar un calendario para programar todas las actividades y compromisos que tengas en el horizonte, lo que te ayudará a anticiparte a las fechas límite y evitar el estrés de última hora.
Un aspecto clave para vencer la procrastinación es minimizar las distracciones. Las redes sociales y otros elementos que pueden distraerte deben mantenerse a raya mientras trabajas en tus tareas pendientes. Esto te permitirá concentrarte plenamente en tus responsabilidades y completarlas dentro de los plazos establecidos.
En las Sagradas Escrituras, encontramos algunos puntos claves que nos dicen que perder el tiempo tiene repercusiones serias y que debemos considerar mejor cómo usamos el día. En Proverbios 6,9-11, se nos advierte: "¿Hasta cuándo estarás recostado, perezoso, cuándo te levantarás de tu sueño? Dormir un poco, dormitar otro poco, descansar otro poco de brazos cruzados: así te llegará la pobreza como un salteador y la miseria como un hombre armado".
Si queremos tener una buena calidad de vida debemos usar cada minuto con sabiduría y propósito.
Recuerda siempre que el poder y los límites los pones vos.
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El PELADO Investiga
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