A lo largo de la historia, la bilocación ha sido un fenómeno que ha dejado perplejos a teólogos y estudiosos, generando debates en torno a su naturaleza y explicación. Algunos proponen la existencia de un cuerpo físico y otro espiritual, este último a veces llamado “cuerpo astral” por autores esotéricos. Desde esta perspectiva, el cuerpo espiritual estaría unido al físico pero tendría la capacidad de separarse en circunstancias especiales.
Existen dos categorías principales de bilocación: la paranormal y la mística. La primera, asociada a menudo con fenómenos parapsicológicos, puede ser inducida mediante técnicas de concentración. Personas, de forma natural o tras un entrenamiento esotérico, experimentan desdoblamientos durante el sueño o estados de relajación, aunque este proceso conlleva riesgos y puede ser influenciado por entidades malignas.
Las experiencias de bilocación espontánea son comunes en individuos en coma o cercanos a la muerte. Testimonios de personas que afirman haber viajado con su cuerpo espiritual mientras su cuerpo físico permanecía inerte son numerosos. Muchos relatan encuentros con lo divino o experiencias ultra terrenales que transforman sus vidas al mostrarles sus acciones y consecuencias, brindándoles la oportunidad de arrepentirse.
En las bilocaciones paranormales o parapsicológicas, se describe comúnmente la existencia de un “cordón luminoso”, a veces llamado “cordón de plata”, que conecta ambos cuerpos. A través de este vínculo, la persona puede desplazarse y presenciar eventos que más tarde se confirman como reales. Sin embargo, estos fenómenos no contribuyen espiritualmente y pueden fomentar la arrogancia al hacer que algunos se sientan superiores por poseer habilidades extraordinarias. Además, el regreso al cuerpo físico puede generar malestar.
Por otro lado, la bilocación mística se presenta como una manifestación divina, donde el alma santa es guiada por un ángel hacia destinos determinados por la voluntad de Dios. Estas experiencias de obediencia divina dejan una huella positiva en el individuo y en aquellos a quienes visita, ya sea de manera visible o invisible. La presencia de un aroma sobrenatural o manifestaciones a través de la voz o acciones físicas son características de estas experiencias, dejando a la persona con una sensación de bienestar que impulsa su crecimiento espiritual y amor hacia Dios y los demás.
El fenómeno de la bilocación no es ajeno a la esfera religiosa. Numerosos santos han sido atribuidos con esta capacidad, como el Papa San Clemente, San Francisco de Asís, San Antonio de Padua, Santa Ludwina, San Francisco Javier, Santa Clara de Asís, San Martín de Porres, San José de Cupertino, San Alfonso de Ligorio, San Juan Bosco y el Beato Padre Pío de Pietrelcina.
A pesar de las diversas teorías, Santo Tomás de Aquino plantea una dificultad intrínseca al señalar que la presencia simultánea de un mismo cuerpo en dos lugares diferentes es contradictoria. Propone la existencia de representaciones o figuras aparentes, sobrenaturales o preternaturales, que podrían explicar el fenómeno.
La bilocación, ya sea en cuerpo y alma o puramente en espíritu, plantea el desafío de comprender una realidad aparentemente contradictoria. La traslación, el paso de la persona de un lugar a otro, es esencial para constituir una verdadera bilocación. Este don, como otros extraordinarios, es considerado un regalo divino que trasciende la comprensión humana, invitándonos a maravillarnos ante el misterio de la existencia y la interconexión entre lo físico y lo espiritual.
Recopilación
El PELADO Investiga
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