El género del horror tiene una relación intrínseca con la profundidad, sugiriendo que el verdadero terror emerge desde las profundidades, ya sea bajo tierra o desde los oscuros abismos del océano. Esta fascinación por lo subterráneo se refleja en las obras de maestros del género como Lovecraft, cuyos relatos como "Dagón", "El extraño" y "La sombra sobre Innsmouth" presentan amenazas que surgen desde las profundidades desconocidas.
La iconografía del horror subterráneo se extiende más allá de la literatura, encontrando eco en el cine, donde los sótanos y túneles oscuros sirven como escenarios perfectos para sembrar el miedo en el corazón de los espectadores. La decisión de un personaje de descender hacia la oscuridad, a menudo acompañada de una sensación de inminente peligro, es muy recurrente en el género del terror que genera tensión y anticipación en la audiencia.
El psicoanálisis también ofrece una perspectiva intrigante sobre la fascinación humana por lo subterráneo. Freud sugirió que los descensos a lo profundo, tanto en los sueños como en la ficción, representan un deseo de regresar al útero materno, un lugar de seguridad y protección. Esta interpretación arroja luz sobre la conexión entre lo subterráneo y el horror, ya que el regreso al útero materno implica un retorno a un estado primordial de existencia, un estado de vulnerabilidad y dependencia que puede resultar aterrador.
El mito y la mitología también han explorado el tema del descenso a lo subterráneo, desde las aventuras de héroes como Odiseo y Eneas hasta las representaciones del inframundo en diversas tradiciones religiosas. Joseph Campbell, en su obra "El poder del mito", analiza este motivo como parte de la “Jornada del Héroe”, sugiriendo que el descenso a lo subterráneo es un arquetipo universal que refleja la búsqueda del individuo por enfrentar sus miedos más profundos y superarlos.
El sótano, como metáfora del subconsciente humano, almacena los aspectos más oscuros y reprimidos de la mente, al igual que las criptas y las catacumbas guardan los restos de los muertos. Esta conexión entre lo subterráneo y lo psicológico se refleja en la literatura y el cine de terror, donde los sótanos y túneles oscuros se convierten en lugares de encuentro con los aspectos más sombríos de la psique humana.
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