ESCUCHA EL #EXPEDIENTE Nº 48 | 28.06.2024

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LOS RINCONES ESOTÉRICOS DE LA LITERATURA ARGENTINA, PARTE 1

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Desde los primeros destellos en los ambientes góticos y oscuros de la literatura antirrosista, hasta la segunda mitad del siglo XIX y el comienzo del XX, las creencias alternativas, las ciencias ocultas y los cultos religiosos han influido en la imaginación de los escritores argentinos, dando vida a un subgénero enigmático que continúa fascinando a los lectores audaces que se aventuran en sus profundidades.

Rica y variada en géneros y subgéneros literarios, pero a menudo estos aspectos pasan desapercibidos para muchos aficionados e incluso investigadores. Esto se debe a una memoria selectiva y limitada que impide explorar textos exóticos y autores poco conocidos. Cuando se menciona el género fantástico en Argentina, los nombres de Borges, Casares, Cortázar, Ocampo, Aira y otros siempre acaparan la atención. Aunque estos autores destacados eclipsaron a escritores menos conocidos, esto no significa que la literatura esotérica argentina carezca de una rica y extensa bibliografía.

Los primeros rastros y experimentos esotéricos se pueden rastrear en la literatura antirrosista, que a menudo presentaba elementos góticos y sombríos. Arturo Capdevila, un temprano seguidor de disciplinas teosóficas, exploró estas ideas en su obra "Las vísperas de Caseros" (1923), sugiriendo que las palabras despectivas utilizadas por los rosistas eran en realidad conjuros destinados a derrotar al enemigo y que Juan Manuel de Rosas era un hechicero oscuro.

En la segunda mitad del siglo XIX, el esoterismo y la ciencia dura compartieron algunas filosofías respaldadas por sabios de la época. Juana Manuela Gorriti, por ejemplo, desarrolló conceptos que luego se popularizaron en disciplinas alternativas, como el doble espectral, la telepatía y la predicción.

Enrique Rivarola, por otro lado, escribió una novela paródica llamada "Mandinga" en 1895, que se burlaba del espiritismo. Sin embargo, en sus cuentos y en la obra teatral "Susto tras susto o La casa encantada" (1895), se exploraron temas de aparecidos y ciencias ocultas con éxito literario. Gregorio de Laferrère también utilizó el espiritismo como núcleo de su obra teatral "Los invisibles" en 1911.

Eduardo Holmberg, considerado el fundador de la literatura fantástica argentina, incorporó elementos de las ciencias alternativas en sus cuentos y novelas. Temas como el espiritismo y las concepciones del más allá se presentaron en obras como "Nelly", "La casa endiablada", "La bolsa de huesos" (las tres de 1896) y "El maravilloso viaje del señor Nic-Nac" (1873). En la novela "A través del porvenir, la estrella del sur" (1906) de Enrique Vera y González, se exploró el viaje al futuro a través de la desencarnación astral, guiado por un gurú indostano.

Leopoldo Lugones fue un destacado representante de la literatura esotérica a principios del siglo XX, con obras como "Las fuerzas extrañas" (1906) y "Los cuentos fatales" (1932). Adoptó ideas teosóficas de la época, que se reflejaron en toda su obra, y utilizó mitos antiguos para resaltar la identidad nacional. Su novela "El ángel de la sombra" (1926) abordó la metempsicosis y un romance trágico entre clases sociales diferentes, fusionando elementos esotéricos y fantásticos. Su amigo Horacio Quiroga sigue esa línea narrativa en sus cuentos a lo largo de los años, con su último libro, "Más allá" (1935), conteniendo algunos de sus relatos más destacados.

Recopilación
El PELADO Investiga
# EXPEDIENTE 9

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