En la brumosa madrugada del 26 de octubre de 1593, la Plaza Mayor de la Ciudad de México se convirtió en escenario de un enigma que desafía las fronteras del espacio y el tiempo. Aunque el término "teleportación" no surgiría hasta 1930, se dice que este fenómeno quedó registrado por primera vez en la Nueva España. La leyenda, narrada por el cronista Luis González Obregón en 1922 y posteriormente retomada por el historiador Luis Weckmann en 1984, sigue siendo un intrigante misterio.
En medio de una densa neblina, resonaba la voz altiva de un hombre preguntando, "¿Quién va?" al amanecer. Los guardias del palacio, alertados por los habitantes, descubrieron a un nuevo guardia con vestimenta filipina, un soldado del Imperio español, identificado como Gil Pérez. Sorprendentemente, afirmó haber estado de guardia en Filipinas y, de repente, se encontraba en México. Su relato desconcertante involucraba el reciente asesinato del gobernador Gómez Pérez Dasmariñas en aquel país.
La trama toma un giro aún más enigmático cuando las autoridades enviaron cartas a Filipinas para verificar la historia. Trece meses después, la respuesta desde Manila confirmaba la muerte de Dasmariñas y la desaparición de un guardia. La conclusión oficial fue que Gil Pérez fue teletransportado desde el otro lado del mundo por obra de brujería asiática filipina. El soldado fue enviado de regreso en un barco, cerrando así un caso que desafiaba la lógica.
Las fuentes históricas divergen en detalles cruciales. Aunque González Obregón afirmó que la historia se recopiló en "Sucesos de las Islas Filipinas" por Antonio de Morga en 1609, ninguna referencia respalda tal afirmación. La verdad emerge en "Conquista temporal y espiritual de las Islas Filipinas" de Gaspar de San Agustín en 1698. Este relato menciona que mujeres, mediante artes oscuras de Satanás, enviaron a un soldado a México, revelando la muerte del gobernador Mariñas. Una reedición del libro de Morga en 1890, con anotaciones de José Rizal, vincula ambos textos, desvelando la verdadera fuente de la narrativa de Obregón.
El misterio se intensifica con otra historia en la pluma de Artemio de Valle Arizpe en los años 30. Según él, un retrato de Dasmariñas en el convento de San Agustín mostró una cuarteadura roja en su rostro el 25 de octubre de 1593. Cada intento de restauración resultó en la reaparición de la mancha. Este fenómeno coincidió con el día en que esté, sufrió un motín en su galera y fue asesinado.
La leyenda del soldado teletransportado y los eventos sobrenaturales ligados al asesinato de Dasmariñas forman un relato que desafía la explicación lógica. La falta de claridad en las fuentes y la conexión aparente entre lo paranormal y lo histórico añaden una capa de misterio que persiste a lo largo de los siglos. El enigma de Gil Pérez se erige como un recordatorio de los límites de nuestra comprensión y la intrincada relación entre lo tangible y lo inexplicable en la historia de México.
Recopilación
El PELADO Investiga
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