
El general Flavio Estilicón ordenó la quema de los Libros Sibilinos para silenciar a sus opositores, según Claudio Namaciano, poeta del siglo V. De origen vándalo, había ascendido en las filas militares de Teodosio I y se convirtió en regente del Imperio tras su muerte. A pesar de ser cristiano niceno, era criticado por su origen y sus negociaciones con los bárbaros. Fue una figura clave en la defensa del Imperio Occidental durante la infancia del emperador Honorio, quien solo tenía nueve años al asumir el trono. Aunque Honorio tenía un hermano mayor, Arcadio, el Imperio se dividió entre Oriente y Occidente para evitar disputas. Estilicón casó a Honorio con sus hijas, primero María y luego Termancia, para fortalecer su posición.
Durante el gobierno de Honorio, enfrentó múltiples invasiones bárbaras y revueltas internas. Aunque logró repeler a los visigodos de Alarico y los ostrogodos de Radagaiso, su origen germánico y las críticas de sus opositores le hicieron impopular. Además, se le acusaba de ser arriano, aunque su esposa, Flavia Serena, y sus acciones en defensa del cristianismo niceno desmentían esas acusaciones. Los Libros Sibilinos, textos proféticos de la antigua Roma, eran consultados en tiempos de crisis. Se decía que predecían el futuro de Roma, lo que preocupaba a Estilicón. Su destrucción buscaba eliminar cualquier profecía sobre su supuesta ambición de poder y mostrar su firmeza cristiana.
Derivaban de la Sibila Cumana, una profetisa de la antigua Grecia, famosa por su longevidad y sus visiones. Estos libros fueron comprados por el rey Tarquinio el Soberbio y guardados en el templo de Júpiter Capitolino. Estos libros reflejan la influencia griega en la religión romana. Estaban escritos en griego y, según Cicerón, contenían acrósticos. Aunque la autenticidad de los fragmentos que sobreviven es discutida, los Libros Sibilinos fueron destruidos por Estilicón para acallar a sus opositores y proteger su régimen.
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El PELADO Investiga
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