Es una conducta en la que una persona se causa daño físico sin intención de suicidio, aunque detrás de ella se esconden profundos sentimientos de tristeza, frustración, rabia o culpa. Quien se autolesiona encuentra en el dolor físico una salida temporal a un sufrimiento emocional, y aunque pueda parecer un pedido de atención, en realidad es una forma desesperada de expresar un dolor interno que no logra canalizar de otro modo. A través de cortes, quemaduras, o golpes, esta conducta muestra la necesidad de liberar tensión, desahogar emociones, o incluso recordarse a sí mismo que sigue vivo.
Las personas que recurren a la automutilación lo hacen en un intento de sobrellevar un dolor emocional que sienten que no pueden controlar. Por ejemplo, muchos adolescentes atraviesan momentos de crisis en los que el dolor físico parece ofrecerles un alivio de su angustia psicológica, ya que les resulta más sencillo lidiar con el dolor físico que enfrentar el peso de sus emociones. En algunos casos, también puede deberse a una baja autoestima o al odio hacia el propio cuerpo. Sentimientos de rechazo, impotencia o la percepción de no ser valioso pueden llevar a alguien a dañarse para obtener una sensación de control sobre su vida y sus emociones.
Aunque parezca un tema tabú, la automutilación es más común de lo que se cree, y es un mecanismo que muchas personas utilizan para sobrellevar situaciones emocionalmente intensas. En algunos casos, también está vinculada con trastornos de alimentación, adicciones u otros problemas de salud mental, como la depresión o el trastorno límite de la personalidad. No obstante, no siempre quien se autolesiona sufre una enfermedad mental. Este comportamiento, en lugar de ser un diagnóstico por sí mismo, puede entenderse como un síntoma de un sufrimiento profundo que necesita ser atendido.
La Biblia ofrece palabras de consuelo y esperanza para quienes atraviesan momentos de sufrimiento emocional. Aquí te comparto tres pasajes que pueden ayudarte a comprender el valor de la sanación espiritual y emocional:
Salmo 34-18
“Cuando ellos claman, el Señor los escucha y los libras de todas sus angustias”.
Este versículo nos recuerda que Dios está cerca de aquellos que están sufriendo, dispuesto a brindarles consuelo y sanación. Si estás enfrentando un dolor profundo, este pasaje invita a ver que no estás solo en tus luchas y que hay esperanza de restauración. La presencia de Dios se hace más fuerte cuando enfrentamos dificultades, y su amor puede sanar incluso las heridas más profundas del alma.
Mateo 11, 28-30
“Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana”.
Jesús nos ofrece descanso y alivio para nuestras cargas emocionales. Este pasaje anima a encontrar en Él un refugio para liberar nuestras preocupaciones y hallar paz. En momentos de angustia, cuando el sufrimiento se vuelve insoportable, acudir a la fe puede ofrecer un descanso genuino, pues Jesús nos ofrece llevar nuestras cargas con nosotros y darnos alivio.
1 Pedro 5-7
“Descarguen en él todas sus inquietudes, ya que él se ocupa de ustedes”.
Este versículo nos invita a confiar nuestras preocupaciones y ansiedades a Dios. Nos recuerda que no debemos cargar con el peso de nuestro dolor solos; Dios se preocupa por nosotros y quiere que liberemos nuestras cargas en Él. Al hacerlo, damos un paso hacia una paz interior que nos permite sanar y enfrentar los desafíos con una nueva perspectiva.
Es fundamental entender que la automutilación no define a una persona; más bien, revela el peso de emociones profundas que necesitan atención y apoyo. En el camino hacia la recuperación, es clave buscar formas saludables de expresar y gestionar estas emociones. La ayuda psicológica y el acompañamiento espiritual pueden proporcionar el soporte necesario para transformar el dolor y empezar a sanar. Al contar con personas de confianza y recurrir a la guía espiritual, como los pasajes bíblicos mencionados, quienes atraviesan esta situación pueden encontrar esperanza y herramientas para vivir en paz consigo mismos y con los demás.
Es importante recordar que este sufrimiento es válido y que buscar ayuda no es un signo de debilidad, sino de valentía. La autolesión puede superarse, y existen alternativas para canalizar las emociones de una manera que no cause daño, promoviendo una vida llena de esperanza y amor propio.
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