
Las discusiones frecuentes y la agresividad no surgen de la nada. Son producto de la influencia directa de estas entidades, que manipulan emociones y pensamientos para alimentar su existencia. Así, la convivencia se vuelve insoportable, y las relaciones se fracturan bajo el peso de conflictos aparentemente inexplicables.
La experiencia de quienes habitan estas casas suele ser solitaria, porque los demás no comprenden lo que sucede. Es común que los afectados se sientan incomprendidos o señalados injustamente. Esto aumenta su aislamiento y facilita que las entidades sigan ejerciendo su dominio sin resistencia externa.
Es interesante destacar que no todas las casas o personas son igualmente vulnerables. La fuerza interior, la conciencia y la energía positiva pueden crear un escudo que repele estas influencias, o al menos dificulta su avance, transformando la convivencia en algo más llevadero.
Finalmente, el camino hacia la sanación implica cambios profundos en quienes habitan la casa. No basta con limpiar espacios o hacer rituales superficiales. Se requiere un compromiso auténtico con la transformación personal y la liberación de patrones tóxicos que alimentan la infección astral.
Recopilación
El PELADO Investiga
# EXPEDIENTE 98