ESCUCHA EL #EXPEDIENTE Nº 115 | 31.10.2025

TODAS LAS HOJAS SON DEL VIENTO

La canción escrita por Luis Alberto Spinetta, forma parte del disco “Artaud”, publicado en 1973 bajo el nombre de “Pescado Rabioso”, aunque en la práctica fue un trabajo casi íntegramente solista del Flaco. Este álbum es considerado una obra fundamental del rock argentino, no solo por su sonido experimental y su búsqueda artística, sino por la poesía que atraviesa cada una de sus composiciones. Dentro de este contexto aparece “Todas las hojas son del viento”, una de las piezas más delicadas y profundas que escribió Spinetta.

La historia detrás de la canción es tan intensa como su letra. El propio Spinetta contó que la inspiración surgió en un momento en que su expareja, Cristina —la misma que había inspirado “Muchacha ojos de papel”—, estaba por tener un hijo con otra persona. Ella dudaba sobre seguir adelante con el embarazo, y esa incertidumbre la llevó a convertirse en la figura central de la canción. Spinetta la describió como “una hoja en el viento”, enfrentada a una decisión trascendental. Así nació este tema que, lejos de ser un simple manual sobre crianza, es en realidad una meditación sobre la vida, la libertad y la fragilidad de las decisiones humanas.

El título condensa una metáfora poderosa: las hojas, ligeras y arrastradas por el viento, representan la impermanencia y la movilidad de la vida. Nada permanece estático; todo fluye y se transforma. En ese movimiento, el viento puede ser leído como destino, tiempo o incluso las emociones que nos empujan. Pero dentro de esa fluidez aparece la excepción que resuena en el estribillo: “menos la luz del sol”. Allí Spinetta establece un contraste entre lo transitorio y lo eterno. El sol es la fuerza vital que permanece, aquello que representa el amor incondicional, la esencia que guía y nutre más allá de los cambios.

Desde los primeros versos, Spinetta pone de manifiesto su preocupación por la protección y el cuidado del niño. “Cuida bien al niño, cuida bien su mente, dale un sol de enero, dale un vientre blanco.” La ternura de estas imágenes conecta la naturaleza con la crianza: el sol como fuente de energía, el vientre blanco como pureza y refugio, la leche como símbolo de alimento y amor. Spinetta ofrece una guía cargada de poesía, que va más allá de lo literal y apunta a la necesidad de un entorno seguro y amoroso.

Otro de los pasajes significativos es cuando dice: “Hoy que un hijo hiciste, cambia ya tu mente, cuídalo de drogas, nunca lo reprimas.” Aquí el Flaco es contundente. No se queda en lo poético, sino que baja el mensaje a lo concreto: hay que apartar a los hijos de los vicios, de las falsas salidas y de las represiones que cortan el crecimiento. Spinetta aboga por una educación libre, sin tabúes, que permita explorar la verdad interior. Al mismo tiempo, se muestra a favor de integrar la sexualidad como parte natural de la vida, lejos de prejuicios y miedos.

El estribillo es quizás la parte más recordada y conmovedora de la canción: “Todas las hojas son del viento, ya que él las mueve hasta en la muerte, todas las hojas son del viento, menos la luz del sol.” Este contraste entre lo pasajero y lo permanente resume la visión de Spinetta: la vida es frágil, cambiante, y estamos expuestos a fuerzas que no siempre controlamos. Pero en medio de ese vaivén existe una luz que nunca se apaga, un núcleo de verdad y amor que sostiene todo lo demás.

“Todas las hojas son del viento” no es simplemente una canción sobre la crianza; es un manifiesto de respeto hacia la libertad individual, un llamado a educar desde la conciencia y la ternura. Spinetta no se limita a proponer cuidados físicos, sino que plantea una visión integral: cuidar la mente, el alma y el espíritu. Su mensaje es claro: criar no es imponer, sino acompañar; no es controlar, sino confiar en que cada ser encontrará su propio camino.

Tema musical incluido en el #expediente 105, del 22.08.2025

Recopilación
El PELADO Investiga
# EXPEDIENTE 105

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