ESCUCHA EL #EXPEDIENTE Nº 69 | 22.11.2024

LA SIRENA ERRANTE EN BUSCA DEL ECO DEL MAR EN EL CORAZÓN HUMANO


Entre los arrecifes y acantilados, donde la brisa marina se empalma con el rumor de las olas, emerge Vepar, una sirena cuyo nombre resuena por medio de los solitarios que prefieren el susurro del océano sobre el bullicio incesante de las ciudades.

Selecciona con meticulosidad a los hombres con los que decide contactar. Su preferencia recae en espíritus sensibles, pero no desdeña la melancolía robusta de los marinos. Sin embargo, a pesar de su aparente precisión en la elección de sus amantes, los cronistas medievales advierten sobre la contradicción que la rodea, eligiendo con cuidado pero equivocándose siempre.

En realidad, encierra una complejidad más profunda. La ninfa elige con conocimiento de causa conscientemente, de que no pueden darle lo que ella anhela. Pareciera que busca en ellos alguna atracción irresistiblemente imposible, un reflejo de su propia naturaleza perdida.

Sus encuentros amorosos se desenvuelven en cuevas recónditas, sitios secretos donde despliega sus gimnasias amatorias prodigiosas. Con el tiempo, ha perfeccionado la capacidad de proteger a sus compañeros con un halo mágico, permitiéndoles explorar temporalmente en los abismos del mar sin temor.

Vepar se revela como cálida, atenta y peligrosamente apasionada. No exige reciprocidad de sus amantes. Al contrario, encuentra atractivos los temperamentos introspectivos, bucólicos y una tristeza indefinible que los vuelve inapropiados para relaciones duraderas.

La leyenda toma un giro asombroso al sugerir que no nació sirena, sino que fue transformada debido a un malentendido con deidades costeras. Su interés por la tristeza masculina y la fuerza seductora que esta ejerce sobre ella tienen raíces en un amor perdido y un giro sorprendente del destino.

Se cuenta que estaba enamorada de un joven marino que anhelaba el océano, incapaz de encontrar su lugar en tierra firme. El muchacho sentía un rechazo intenso en el mundo de los humanos, murió en una expedición olvidada. En su dolor, Vepar convocó a antiguas criaturas oceánicas, comunicándoles su pesar. Fue entonces cuando la convirtieron en esta mítica e icónica criatura.

Desde aquel momento, se embarca en una búsqueda interminable, buscando el reflejo de los ojos de su amado en otros hombres. La capacidad de estos en corresponder a su interés parece ser secundaria. Con el fin de reconectar con el lento anhelo del mar, esa atracción irresistible que algunos hombres sienten al enfrentarse a la tempestad.

Así, Vepar se convierte en una figura mitológica compleja, un ser que navega entre la redención y la pérdida, en medio de la seducción y la soledad. En su insistencia perpetua, esta sirena errante nos invita a reflexionar sobre la naturaleza inmutable del deseo, la imposibilidad a veces dolorosa de encontrar lo que anhelamos y la eterna danza entre lo humano y lo divino.

Recopilación
El PELADO Investiga
# EXPEDIENTE 17

Entradas que pueden interesarte