En el fascinante reino de lo paranormal, los olores desempeñan un papel intrigante y a menudo inquietante. Fenómenos como la presencia de fantasmas, ángeles, demonios y espíritus van acompañados de aromas distintivos, fuera de lo común y, en muchos casos, completamente desconcertantes.
Cuando hablamos de fantasmas y espíritus humanos, es común asociarlos con el olor a humo. Esta esencia puede variar en intensidad, siendo más tenue o extremadamente fuerte según la entidad en cuestión. En casos excepcionales, algunos fantasmas emiten fragancias florales, siendo el ejemplo más conocido el de Dolley Madison, la esposa del cuarto presidente de los Estados Unidos. Se dice que su presencia en la Madison House, Washington, aún irradia un fuerte olor a lilas.
La Dama del Jazmín es otro caso fascinante; un espíritu femenino cuya presencia se anuncia con el penetrante aroma de los jazmines. Según la leyenda, esta mujer, asesinada por su esposo en el Hotel Mineral Springs, usaba el perfume de jazmín para comunicarse con su amante durante su estadía en el hotel.
En el ámbito paranormal, los olores asociados a los fantasmas son fugaces y aparecen en lugares específicos. En situaciones más sombrías, los espíritus no humanos del plano astral pueden emitir emanaciones desagradables, como el hedor a putrefacción o a vegetales en descomposición, especialmente en eventos poltergeist.
Los ángeles, por otro lado, tienen un aroma distintivo, particularmente los guardianes. Se cree que, al igual que los demonios, los utilizan como medio de comunicación con los humanos. Sin embargo, estos mensajes no son fácilmente traducibles en palabras, sino que evocan emociones que solo el receptor puede interpretar.
El aroma a flores, especialmente a rosas, es el medio de comunicación preferido por estos seres celestiales debido a la alta energía y vibración de esta flor. Se sostiene que emiten fragancias que pueden recordarnos a personas específicas o lugares significativos en nuestra memoria. Estos recados olfativos, aunque extraños, se consideran formas de guía para reflexionar sobre aspectos inconclusos en nuestras vidas.
En contraste, los demonios emiten olores claramente desagradables. Según antiguos tratados demonológicos, es una manera efectiva de identificar su presencia. En algunos casos, el rastro de hedores fétidos ha llevado a los exorcistas medievales a seguir la pista de estos demoníacos seres a comunidades enteras.
Los Íncubos y Súcubos, según algunas fuentes, emiten un vapor afrodisíaco que despierta pasiones descontroladas, transformándose después en un fétido hedor a sudor. Las brujas, por su parte, son asociadas con el tufo a aguas pútridas o excremento, utilizados para enmascarar la pestilencia del azufre que se impregna durante sus encuentros sabbáticos. Las presencias demoníacas, huelen a azufre de manera tan intensa que quienes lo perciben sienten como si sus fosas nasales estuvieran ardiendo.
Para cerrar este intrigante recorrido por el mundo de los olores paranormales, Michaël Ranft, autor del misterioso "De Masticatione Mortuorum in Tumulis" o "Sobre la masticación de los muertos en sus tumbas", afirma que los vampiros y los no muertos emiten un olor singular que impregna los lugares que frecuentan durante la noche, un hedor putrescente que a menudo se confunde con gases intestinales. Este mundo de aromas sobrenaturales continúa siendo un enigma, invitándonos a explorar las profundidades de lo inexplicable.
Recopilación
El PELADO Investiga
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