La manipulación de la Navidad por parte del régimen nazi revela cómo el partido nacionalsocialista buscó transformar las festividades tradicionales para alinearlas con su ideología y distorsionar la esencia religiosa. Dada la percepción de la religión organizada como una amenaza para el movimiento, los nazis emprendieron una campaña para “nazificar” la Navidad, introduciendo símbolos y rituales que reflejaran los principios del partido.
Con el control estatal sobre la vida pública, la propaganda nazi se encargó de difundir la versión modificada de la Navidad. Una guía de 1937, editada por la organización Heimatwerk del Partido Nazi y descubierta en el Instituto de Historia y Folklore de Dresde, detallaba las nuevas directrices para celebrar la festividad. Esta guía, destinada a los funcionarios, no tenía la intención de ser publicada para el público en general, pero buscaba transformar las festividades en línea con la ideología nazi.
Enfatizaba que “ninguna fiesta es tan alemana como la Navidad” y proporcionaba instrucciones precisas sobre la decoración del árbol navideño. La esvástica debía destacarse, reemplazando al ángel o la estrella en la parte superior. La colocación de velas en el árbol evocaba rituales paganos asociados con el “regreso de la luz” después del día más corto del año.
La guía también reescribía la historia de la Navidad, afirmando que las festividades habían sido impuestas en contra de los deseos de la Iglesia. Se argumentaba que las tradiciones tenían raíces en rituales gentiles practicados por las tribus germánicas antes de la llegada del cristianismo. La originalidad y autenticidad de la Navidad alemana, según la guía, solo podían ser comprendidas por aquellos que sentían el misterio profundo de esta versión modificada.
Se extendió a las actividades escolares, proponiendo actuaciones que presentaban a Hitler como el Mesías, el nuevo “Salvador de la nación aria”. Se sugería a las familias que adoptaran una oración que reflejara la lucha del pueblo alemán y la presencia constante de Hitler como su líder.
La nazificación de los villancicos también estaba en la agenda. Se crearon canciones que reemplazaban a los tradicionales villancicos, siendo el más famoso “Noche alta de estrellas claras” (1936), que negaba los orígenes cristianos de la Navidad y promovía la fe en el nacionalsocialismo. Incluso “Noche de Paz”, también sufrió alteraciones en 1940, incluyendo a Hitler como Mesías de Alemania. Este intento sistemático de transformar la Navidad en una forma de adoración pagana, centrada en el mito germánico y sus leyendas, revela la capacidad del régimen nazi para manipular incluso las festividades más arraigadas con fines propagandísticos y de control ideológico.
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