A principios del siglo XX, las creencias sobrenaturales encontraron terreno fértil en Alemania, extendiéndose especialmente en la tumultuosa posguerra de la Primera Guerra Mundial. En medio del desencanto generalizado tras la industrialización, las tradiciones religiosas se vieron desafiadas por la Ilustración, la ciencia y el secularismo. No obstante, esta narrativa incompleta pasa por alto el renacimiento de doctrinas esotéricas, religiosas y científicas fronterizas que surgieron como alternativas modernas.
Entre estas corrientes se encontraban la Antroposofía, la Ariosofía, la Teoría del Hielo Mundial, la Astrología, la Parapsicología, la Nueva Era, la Homeopatía, y un renovado interés en el hinduismo y budismo. A finales del siglo XIX, se produjo un auge en las ideas sobrenaturales y esotéricas en Alemania y Austria, que se distinguieron por dos características únicas. En primer lugar, estas creencias trascendieron lo meramente individual, integrándose directamente en la política y teorías sociales, a diferencia de otros lugares donde eran aspectos más aislados. En segundo lugar, el contenido del imaginario sobrenatural en estos países tenía una marcada connotación folclórica y racial, destacándose en comparación con Francia y Gran Bretaña.
El sistema educativo alemán del siglo XIX reflejaba esta singularidad al incorporar el folclore germano, la mitología, la religión indoaria y teorías racistas. Mientras que en otros países se discutía sobre la superioridad racial y la decadencia civilizatoria, en Alemania estas ideas se entrelazaban con mitos nórdicos y se politizaban, influyendo no solo en la educación formal, sino también en la literatura popular y científica.
El movimiento esotérico en Alemania, vio a muchas de sus figuras destacadas convertirse en prominentes nazis. La conexión entre lo sobrenatural y el nazismo no fue exclusiva, pero sí peculiar en Alemania y Austria. Aunque algunos individuos de partidos de centroizquierda mostraron interés en el ocultismo, generalmente no lo incorporaron políticamente. En contraste, los partidos de centroderecha, al igual que los nazis, utilizaron el simbolismo folclórico y esotérico en su propaganda, vinculándolo a teorías de superioridad germánica y demonizando a judíos y comunistas.
No solo los nazis adoptaron esta iconografía. Grupos paramilitares folclóricos utilizaron símbolos esotéricos y organizaban festivales de solsticio, promoviendo la restauración del imperio alemán y la repoblación del este europeo con "campesinos guerreros". Los partidos de la centroizquierda, centrados en cuestiones financieras y educativas, no recurrieron a este tipo de propaganda emocional basada en teorías raciales.
A pesar de que no todos los alemanes compartían estas creencias, una proporción significativa de quienes votaron por los nazis mostró una conexión con el imaginario sobrenatural. A pesar de obtener solo el 37% de los votos, los nazis lograron atraer a aquellos que creían en la superioridad germánica y la amenaza de judíos y comunistas de manera casi mítica. La compleja relación entre lo sobrenatural y la política en Alemania antes de la Segunda Guerra Mundial destaca la influencia única que tuvo este fenómeno en la sociedad y la formación de ideologías políticas.
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