No necesitas ser un cinéfilo experimentado para reconocer estas líneas: "¿Qué es la Matrix? Es el mundo que han puesto ante tus ojos para ocultarte la verdad."
Estamos hablando de "Matrix" (The Matrix), la icónica película de los hermanos Wachowski estrenada en 1999. Este filme presenta un universo donde los humanos son controlados por las máquinas a través de una realidad simulada, que esconde la verdad mediante "errores de programación" como sueños y dejavús. Aunque es una obra maestra de la ciencia ficción, muchos científicos reconocen la gran utilidad y eficacia de un sistema de control como la Matrix, siempre y cuando no seamos nosotros los dominados por dicho sistema.
Se plantean hipótesis de que nuestra sociedad podría ser un sistema de control incluso más sofisticado que la Matrix. Según estas teorías, todos los cerebros humanos podrían estar conectados a una realidad ficticia mientras sus cuerpos yacen en tanques llenos de líquido amniótico. En una Matrix perfecta, dentro de los límites del control absoluto, nadie podría ser "desconectado" como en la película, y menos aún formar grupos de rebeldes que viven fuera de esa ilusión y luchan contra el sistema.
En este contexto, la única manera de descubrir si estamos atrapados en la Matrix es usando la lógica pura. Pero vayamos más allá. Imaginemos un futuro distante, unos 10.000 años adelante. Para entonces, si la humanidad ha sobrevivido, seguramente existiría la tecnología para crear un ordenador capaz de procesar más información que todos los cerebros de la historia combinados.
Ahora, imaginemos que estos futuros humanos, o, mejor dicho, posthumanos, son capaces de crear universos ilusorios, como simulaciones ancestrales virtuales con personajes puramente informáticos, sin necesidad de cerebros o cuerpos almacenados.
En otras palabras, simples personajes dentro de un videojuego de precisión y realismo incalculables. Absurdo, ¿verdad? Sin embargo, muchos científicos y pensadores consideran seriamente esta posibilidad. Rich Terrile, astrónomo y director del Centro de Computación Evolutiva de la NASA, estima que en menos de veinte años nuestras computadoras podrían integrar la conciencia humana, es decir, máquinas capaces de "descargar" nuestros cerebros.
Si consideramos la Ley de Moore, que establece que cada dos años las computadoras duplican su potencia, en veinte años sería posible descargar cada pensamiento y emoción que hayamos concebido. ¿Y qué pasaría en 100 años? ¿O en 1000? ¿O en 10.000 años? En cualquier caso, no es necesario recurrir a la Matrix para perder el sueño con estas especulaciones. Ya sea en un universo simulado artificialmente por computadoras o dentro de una realidad objetiva, es casi imposible desconectarse del sistema.
Celebramos esos pequeños momentos de desapego en los que nos sentimos diferentes, incluso libres del sistema; pero basta con un retraso en el sueldo, un apagón, olvidar el celular o una falla en la conexión a internet, para darnos cuenta de que no solo somos parte del sistema, sino que haríamos lo que fuera para seguir perteneciendo a él. Después de todo, el agujero del conejo no parece tan oscuro una vez que nos acostumbramos a la penumbra.
Recopilación
El PELADO Investiga
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