Desde niños, muchos hemos tenido compañeros imaginarios. Por ejemplo, al jugar fútbol solos, imaginamos que formamos parte de un equipo, intercambiando reproches y palabras de aliento. Estos son "compañeros imaginarios", productos de la imaginación infantil, destinados a recrear las reglas de un juego.
Sin embargo, los amigos imaginarios son otra cosa. No todos los niños tienen amigos imaginarios; de hecho, se necesita una personalidad introvertida para crearlos. Desde la perspectiva adulta, es difícil distinguir entre compañeros imaginarios y amigos imaginarios. Incluso los adultos que tuvieron amigos imaginarios en su infancia encuentran complicado identificar esta línea.
Muchos adultos aseguran que sus amigos invisibles no eran imaginarios, sino seres reales con quienes entablaban conversaciones y juegos. Estos seres, aunque invisibles para los demás, eran reales para ellos, con quienes interactuaban diariamente.
La creencia de que los niños se conectan naturalmente con lo sobrenatural ha existido siempre. La mente infantil es más abierta y no tiene las restricciones que los adultos experimentan respecto a la realidad. Para los niños, lo sobrenatural forma parte de lo natural, viviendo en un mundo donde la realidad objetiva y los productos de la mente se entrelazan.
Aunque muchos niños parecen tener capacidades psíquicas extraordinarias, los adultos suelen diagnosticar estas manifestaciones como "productos de la imaginación". La psicología sostiene que los amigos imaginarios son parte natural y deseable del desarrollo de una imaginación sana. No obstante, las cosas pueden volverse más extrañas: niños que hablan, discuten, juegan y lloran con seres invisibles, y que incluso comentan con adultos cosas que no podrían haber sabido por sí mismos.
¿Cómo determinar si se trata de un amigo imaginario o algo más? La imaginación infantil no es estable ni continua; fluctúa con el tiempo. Si un niño describe a su amigo imaginario, difícilmente dará la misma descripción en dos ocasiones. Por ejemplo, puede decir que su amigo es astronauta y días después, policía. Personalizar al amigo imaginario, saber su nombre y confirmar que se describe al mismo ser en ambas ocasiones es crucial.
Si al preguntar varias veces, el niño ofrece descripciones distintas, estamos ante un amigo imaginario convencional. Siempre hablará de él como un igual. En cambio, si describe los mismos detalles cada vez, como si hablara de una persona real, podría tratarse de algo más que un producto de su imaginación.
La actitud de los adultos nunca debería negar al amigo imaginario. Esto sería absurdo desde la perspectiva del niño y solo lograría que no confíe en el adulto. Lo mejor es adoptar una postura comprensiva y abierta, permitiendo que el niño brinde más información sobre su amigo imaginario.
En algunos casos, el amigo imaginario puede tener cualidades asombrosas, como luces, colores y resplandores. No es raro que el niño lo describa como "raro", generalmente debido a su ropa y modo de hablar. No todos los amigos imaginarios son positivos; algunos parecen hostiles y podrían reflejarse en el miedo a la oscuridad y la insistencia de dormir con la luz encendida. No es inusual que el niño pida que un adulto vele en su habitación hasta que se duerma.
Sería imprudente afirmar que estas señales indican la presencia de un espíritu. La mayoría de las veces, el niño se siente inseguro hablando de sus amigos imaginarios. No obstante, la necesidad de expresar sus preocupaciones supera el miedo a la incomprensión, buscando formas alternativas para expresarse. En este contexto, los dibujos de amigos imaginarios pueden resultar perturbadores.
Recopilación
El PELADO Investiga
# EXPEDIENTE 46