En marzo de 1996, tras el lanzamiento de Pokémon Rojo y Verde 1.0 en Japón, se reportaron 104 suicidios de niños de entre 10 y 15 años. Algunos optaron por ahorcarse, otros se arrojaron desde altos edificios, y hubo quienes se cortaron las venas. ¿Qué tenían en común todos estos trágicos sucesos? Según los padres de las víctimas, todos estaban profundamente enganchados al juego.
Corrió el rumor de que la música del “Pueblo Lavanda” incitaba a los menores al suicidio. Según la leyenda urbana, los ritmos binaurales de tono alto afectaban el cerebro de los niños, pero los adultos eran inmunes a esta frecuencia, similar al test del mosquito. Surgió la teoría del "Síndrome del Pueblo Lavanda", una supuesta enfermedad que llevaba a los niños al suicidio.
La leyenda se propagó rápidamente por las redes, acompañada de especulaciones sobre los cartuchos de juego que aún circulaban, acusados directamente de las muertes. Se mencionó el supuesto suicidio de un programador llamado Chiro Miura y su macabro legado.
Los niños habían pasado largas horas jugando, especialmente en el “Pueblo Lavanda”, cuya música aparentemente tenía efectos inquietantes. La canción contenía tonos que afectaban intensamente a los niños, causando dolores de cabeza, migrañas, insomnio e irritabilidad. A pesar de estos síntomas, la adicción al juego persistía. La falta de sueño llevaba a sangrados nasales, náuseas, vómitos y eventualmente a depresión.
Alertada por estos casos, Game Freak modificó la melodía del juego para las versiones posteriores lanzadas en Europa y Estados Unidos, eliminando los sonidos agudos que solo los niños podían percibir debido a su alta frecuencia.
Aunque la melodía fue ajustada para mitigar los efectos adversos, la canción posteriormente comercializada es casi idéntica a la original, con la eliminación de ciertos tonos que podrían afectar a los más pequeños.
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El PELADO Investiga
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