ESCUCHA EL #EXPEDIENTE Nº 69 | 22.11.2024

LA EXCOMUNIÓN


Es una pena severa en la Iglesia Católica que excluye a una persona de la comunidad religiosa. Ser excomulgado significa quedar apartado de los sacramentos y de la vida activa dentro de la Iglesia. Esta ha sido una herramienta poderosa para mantener la disciplina y la pureza espiritual a lo largo de la historia. La excomunión se puede considerar como una forma de maldición institucional. Se usa para separar a alguien de la comunidad religiosa, impidiéndole participar en la Eucaristía y otros sacramentos. En su esencia, busca corregir al individuo y permitir su reconciliación con la Iglesia.

Existen dos tipos principales de excomunión:

Latae Sententiae: esta ocurre automáticamente al cometer ciertos actos graves, como la herejía (rechazo de una verdad de fe), la apostasía (abandono de la fe) o la profanación de la Eucaristía.
Ferendae Sententiae: se impone tras un juicio por parte de una autoridad eclesiástica, como un obispo.

Los efectos de la excomunión son significativos. La persona afectada no puede recibir los sacramentos ni participar en la vida de la Iglesia. Sin embargo, la excomunión no significa que alguien esté fuera de la Iglesia para siempre. Si muestra arrepentimiento, puede ser readmitido. En la Edad Media, la excomunión se llevaba a cabo a través de un ritual público. El sacerdote pronunciaba el nombre de la persona a excomulgar, cerraba los Evangelios, hacía sonar una campana y apagaba una vela. Cada uno de estos actos tenía un significado profundo:

Campana: representaba la muerte espiritual, como las campanas de los muertos.
Vela: simbolizaba la oscuridad espiritual a la que se condenaba al excomulgado.

Este antiguo rito se conocía como “campana, libro y vela”. Aunque hoy en día se realiza de forma más administrativa, estos símbolos históricos aún resuenan en la memoria colectiva. La excomunión se ha utilizado no solo en cuestiones de fe, sino también en disputas políticas. Juana de Arco fue excomulgada en 1431, aunque esta decisión fue revocada después de su muerte. Las Carmelitas Descalzas también enfrentaron la excomunión en 1578 por razones políticas, pero la pena fue anulada al año siguiente cuando continuaron con sus labores.

Además, figuras históricas como Napoleón Bonaparte, Fidel Castro y Juan Domingo Perón también fueron excomulgados, mostrando cómo la excomunión ha jugado un papel en la historia tanto religiosa como política. Hoy en día, la excomunión se formaliza con la aprobación de un obispo y una declaración escrita. Aunque el ritual medieval ha sido sustituido por procedimientos administrativos, sigue siendo una medida seria para mantener la disciplina dentro de la Iglesia.

Recopilación
El PELADO Investiga
# EXPEDIENTE 56

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