ESCUCHA EL #EXPEDIENTE Nº 64 | 18.10.2024

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LAS OPERADORAS SECRETAS DEL PROYECTO MANHATTAN

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En 1943, se construyó un complejo de instalaciones en la ciudad de Oak Ridge, ubicada en Tennessee, Estados Unidos, una ciudad que había sido fundada apenas un año antes. Sin embargo, muy pocos sabían su verdadero propósito. Multitud de personas de villas y pueblos cercanos acudieron en busca de empleo, sin tener idea de que estaban trabajando en un plan secreto del gobierno estadounidense: el desarrollo de la bomba atómica: este era un componente esencial del muy confidencial Proyecto Manhattan.

Entre 1943 y 1945, varios miles de mujeres jóvenes fueron contratadas en el departamento Y-12. Aunque no eran totalmente conscientes de su papel, estas realizaban una tarea vital para la creación de la bomba atómica que se lanzó sobre la ciudad japonesa de Hiroshima el 6 de agosto de 1945. Su trabajo consistía en operar los paneles de control de los 1152 calutrones que tenía la fábrica.

Los calutrones, eran indispensables para obtener uranio-235, el isótopo fisible del uranio, necesario como combustible nuclear. A partir de uranio-238, que es mucho más abundante en la naturaleza que el uranio-235, el cual representa menos del uno por ciento, los calutrones realizaban procesos complejos, pero el manejo de estas máquinas no resultaba complicado. No se requerían grandes conocimientos técnicos, ya que las mujeres simplemente debían monitorear los indicadores, ajustar los mandos y asegurarse de que todo funcionaba correctamente, manteniendo la temperatura estable en todo momento.

El trabajo era monótono y bastante incómodo. Pasaban su jornada laboral sentadas en pequeñas banquetas, vigilando los indicadores y ajustando palancas, con pocas oportunidades para levantarse, salvo para ir al baño. Al igual que el resto del personal del Proyecto Manhattan, tenían prohibido hablar sobre cualquier aspecto de lo que sucedía o sobre lo que hacían allí. De hecho, la mayoría de ellas no entendía del todo en qué consistía su labor, pero no lo cuestionaban. Para ellas, lo importante era contribuir al esfuerzo bélico, mientras los hombres luchaban y morían en el frente. Sin embargo, hubo casos de mujeres que desaparecieron del trabajo de un día para otro, ya sea por ser demasiado curiosas o por hablar más de la cuenta.

Algunos de los científicos que trabajaban dudaban de la capacidad de estas mujeres para realizar el trabajo. No obstante, los supervisores pronto descubrieron que las más jóvenes eran más eficientes en la supervisión de los calutrones que los hombres altamente cualificados que solían operar las máquinas. Mientras que, estos, intentaban investigar la causa de cualquier fallo en los sistemas, las mujeres ahorraban tiempo al informar rápidamente al supervisor cuando algo no funcionaba bien. Además, los científicos solían manipular demasiado los controles, mientras que las mujeres se limitaban a hacer los ajustes necesarios, manteniendo así un mejor rendimiento.

En Y-12 se produjeron los 64 kilos de uranio que cargo “Little Boy”, la bomba que devastó Hiroshima. Tres días después, se lanzó “Fat Man”, una bomba que utilizaba plutonio y que destruyó Nagasaki. Las chicas del calutrón tuvieron más suerte, ya que no sufrieron las consecuencias de la radiación. Después del lanzamiento de la primera bomba, se les informó que habían participado en su construcción. Esto generó sentimientos encontrados en muchas de ellas. De hecho, algunas no descubrieron el impacto de su trabajo hasta varias décadas después.

Recopilación
El PELADO Investiga
# EXPEDIENTE 64

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