A pesar de que el 440 Hz se ha convertido en un estándar en la música, no todos los músicos lo adoptaron de inmediato. Por ejemplo, los músicos franceses acusaron a los fabricantes británicos de colaborar con los músicos de jazz estadounidenses, quienes ya ajustaban sus instrumentos a 440 Hz. Este desacuerdo ilustra las tensiones culturales y musicales que se vivían en ese momento.
Uno de los motivos principales para la estandarización de la afinación fue la creciente industrialización en la fabricación de instrumentos, un proceso que comenzó con la Revolución Industrial. Aunque muchos luthiers continuaban fabricando instrumentos de forma artesanal, se volvió esencial establecer un estándar de afinación para garantizar que los instrumentos sonaran de manera uniforme en ciudades como Londres, Berlín o Nueva York. Esto era especialmente importante para los instrumentos producidos industrialmente, como los de viento y de metal.
Además, a medida que los músicos comenzaron a moverse con mayor frecuencia en el siglo XX, se volvió crucial que la afinación fuera consistente en diferentes regiones del mundo. Los cantantes y los instrumentistas a menudo viajaban de una ciudad a otra en un corto período de tiempo, y cualquier variación significativa en la afinación podría arruinar sus presentaciones.
Otro factor relevante en la adopción del 440 Hz fue el auge del mercado discográfico y las emisiones de radio, que se expandieron rápidamente en las décadas de 1930 y 1940. La ausencia de un estándar en la afinación generaba problemas para los oyentes, quienes percibían diferencias notables entre las grabaciones y las piezas transmitidas. Una variación de tan solo 10 Hz podría resultar incómoda para el oído humano, lo que subrayaba la necesidad de establecer una afinación uniforme.
En el ámbito de la música clásica, muchas orquestas optan por tocar las obras en la afinación que utilizaba el compositor, cuando esta información es accesible. Otras orquestas eligen afinar tomando como referencia el del oboísta principal o el órgano que se encuentra en el lugar de la actuación. Por ende, es más práctico afinar la orquesta en función del instrumento que presenta más dificultades para ser afinado.
Investigaciones científicas han revelado que hay variaciones en los valores de resonancia debido a varios factores, como los cambios estacionales, la actividad solar, fluctuaciones en el campo magnético terrestre, la presencia de aerosoles de agua en la atmósfera, la altitud, la forma de la ionosfera, y otros fenómenos atmosféricos. Esto significa que la resonancia no es constante y presenta variaciones, lo que implica que el resultado es variable y no se fija en una única frecuencia.
La capacidad de la música para provocar efectos “sanadores” o para lograr “armonización con la naturaleza y con uno mismo”, así como el simple hecho de que nos conmueva y nos parezca hermosa, está relacionada con varios factores musicales. Entre ellos se encuentran la armonía, la melodía, el ritmo, las dinámicas, el tipo de instrumento y la frecuencia. También influyen elementos menos evidentes como la interpretación o ejecución, el estado emocional del músico, y los recuerdos asociados a la música.
Por lo tanto, no es la frecuencia la única variable determinante. De hecho, en el ámbito de la terapia del sonido, se considera que los instrumentos que favorecen estados de bienestar o regeneración en el cuerpo contienen un alto componente armónico, como los gongs, los monocordios y los cuencos tibetanos. Esto implica una multiplicidad de frecuencias, que, por las leyes de la física del sonido, son múltiplos del tono fundamental, estableciendo proporciones específicas.
En resumen, existen numerosos argumentos que se han planteado en favor de 432 Hz como un nuevo patrón de afinación. Sin embargo, ninguno de estos argumentos ha sido validado mediante una investigación rigurosa que los corrobore. Estas explicaciones se quedan en el terreno de las hipótesis y, en principio, no tendría sentido cambiar el tono patrón de 440 Hz por 432 Hz, ya que ambos son igualmente válidos. Otra cuestión es si se desea explorar este cambio por diversión, sin que ello signifique más allá de una experiencia personal.
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El PELADO Investiga
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