ESCUCHA EL #EXPEDIENTE Nº 69 | 22.11.2024

JOHN DEE


Fue una de las figuras más fascinantes del siglo XVI, conocido tanto por sus contribuciones a la ciencia como por su interés en lo oculto. A lo largo de su vida, navegó entre dos mundos: el de la ciencia y el de la magia, lo que lo convirtió en un personaje envuelto en misterio. Nació en Londres en 1527, hijo de un comerciante textil que trabajaba para el rey Enrique VIII. Desde joven, Dee mostró un gran talento académico, sobresaliendo en estudios como la geografía, la astronomía y las matemáticas. Su ética de trabajo era tan intensa que dormía solo cuatro horas al día para dedicar el resto de su tiempo a estudiar.

A pesar de sus estudios y logros académicos, Dee también se ganó la reputación de ser un mago, en parte debido a su habilidad para crear ilusiones sorprendentes. Uno de sus primeros éxitos fue la creación de un escarabajo mecánico gigante para una obra de teatro, que impresionó tanto al público que muchos pensaron que había utilizado magia negra para lograrlo. Aunque los límites entre la ciencia y la magia eran borrosos en ese tiempo, Dee era respetado como uno de los grandes científicos de su época. A pesar de su reputación mágica, su influencia en el pensamiento científico fue considerable, especialmente en áreas como la astronomía. Fue pionero en ideas que más tarde contribuirían a descubrimientos como la gravedad.

Uno de los aspectos más intrigantes de la vida de Dee fue su cercanía con la reina Isabel I, a quien asesoró en asuntos de ciencia, astrología y medicina. Incluso eligió la fecha de la coronación de la reina, basándose en lecturas astrológicas. Esta relación llevó a algunos a llamarlo "el prestidigitador de la reina". Un detalle curioso es que Dee firmaba algunas de sus cartas a la reina con el código "007", lo que ha llevado a especulaciones sobre si este detalle influyó en la famosa serie de espías. Pero más allá de este misterio, Dee tenía una profunda convicción en el papel de Inglaterra como potencia mundial. De hecho, fue uno de los primeros en proponer el término "Imperio Británico", impulsando la expansión inglesa hacia el Nuevo Mundo.

A pesar de su gran intelecto y sus logros, John Dee también tenía una fascinación por lo espiritual. Creía que podía comunicarse con los ángeles a través de un lenguaje que él llamó enoquiano, creado con la ayuda de su colaborador Edward Kelley. Este lenguaje, según Dee, le permitía recibir consejos divinos, aunque los historiadores modernos sugieren que pudo haber sido una invención suya. Dee también era propietario de un espejo de obsidiana, conocido como el "espéculo", que, según se creía, usaba para adivinar el futuro. Este artefacto, de origen azteca, está actualmente en el Museo Británico.

Sus intereses en lo oculto finalmente dañaron su reputación entre la élite científica de su época, que comenzó a verlo más como un mago que como un científico. A pesar de sus esfuerzos, nunca logró recuperar completamente el respeto de sus contemporáneos. A lo largo de su vida, John Dee acumuló una vasta colección de más de 4,000 libros, una de las bibliotecas privadas más grandes de Inglaterra. Sin embargo, hacia el final de su vida, sufrió dificultades económicas y se vio obligado a vender gran parte de su colección. Los últimos años de su vida fueron tristes, y murió en relativa pobreza alrededor de 1609.

John Dee fue, sin duda, un hombre adelantado a su tiempo. Su vida estuvo marcada por una mezcla única de ciencia y lo sobrenatural, un reflejo de la época en la que vivió, cuando la frontera entre ambas disciplinas aún no estaba clara. Su legado ha dejado una profunda huella en la cultura, inspirando tanto a científicos como a escritores, y su figura sigue siendo objeto de fascinación y misterio.

Recopilación
El PELADO Investiga
# EXPEDIENTE 62

Entradas que pueden interesarte