Un dato bien conocido es cómo los estadounidenses lograron camuflar una fábrica completa de aviones para que pareciera parte de una ciudad. Se construyeron casas, calles y hasta ciudadanos falsos para lograr este objetivo. Durante la Segunda Guerra Mundial, también se fabricaron viviendas falsas que escondían búnkeres, ejércitos ficticios hechos de cartón piedra y goma, y se pintaban barcos, tanques y aviones para que pasaran desapercibidos ante el enemigo.
Estas fotos fueron tomadas en Finlandia, un país cuya mayor parte del territorio está cubierto de árboles, durante la llamada Guerra de Continuación (1941-1944). Este país nórdico necesitaba fotógrafos para su propaganda, y entre ellos estaba Osvald Hedenström, un fotoperiodista que acababa de casarse y había fundado su propia agencia de fotografía.
En el verano de 1941, formaba parte de una unidad finlandesa bajo el mando alemán, cuando se encontró con lo que llamaban "los árboles colgados". Los finlandeses supieron aprovechar el hecho de que más de dos tercios de su superficie estaba cubierta de bosques. En lugar de emplear las tradicionales redes de camuflaje, decidieron utilizar los propios árboles para ocultarse del enemigo. Dado que estaban tan habituados a la vida en la naturaleza, supieron explotar el bosque para sus estrategias de camuflaje.
Lo que resulta más curioso es que, desde la carretera, estos árboles y ramas parecen flotar en el aire, y no parece que oculten nada. La clave está en la perspectiva. Los soldados finlandeses colocaron los árboles de manera estratégica a lo largo de las carreteras, sujetándolos con cables a postes colocados en los bordes del camino. Esta carretera era la vía hacia Raate, una zona que se encontraba a unos 10 kilómetros de la frontera soviética, donde había una torre de vigilancia. Desde este punto de observación, la línea de árboles que flotaban parecía continua, lo que hacía imposible que el enemigo detectara la carretera o los accesos desde el aire.
Esta táctica de camuflaje se aplicó a todo tipo de equipos militares, desde tanques hasta bicicletas, pasando por barcos de guerra y aeródromos. El mismo principio se utilizaba con la nieve: los soldados empleaban sábanas blancas para cubrirse y camuflarse perfectamente en el entorno nevado.
Continuando con estos datos curiosos, cuando Finlandia se rindió a la URSS en septiembre de 1944, Hedenström tomó fotografías históricas muy importantes para el país. La más conocida fue la que tomó el 1 de noviembre de 1945 en Helsinki, durante los juicios contra los líderes finlandeses por su colaboración con la Alemania nazi. Aunque estaba prohibido tomar fotografías en el tribunal, encontró la manera de capturar una imagen única. Se coló en una sala contigua y, con un cuchillo, perforó un agujero en la pared de madera, logrando así obtener la única fotografía existente de aquel juicio.
En resumen, las tácticas de camuflaje durante la guerra no solo se basaron en métodos convencionales, sino que se implementaron con una creatividad sorprendente. Los finlandeses utilizaron su entorno natural de forma magistral, demostrando que, incluso en situaciones adversas, la estrategia y el ingenio pueden marcar la diferencia. Y Hedenström, con su habilidad para inmortalizar momentos clave, se convirtió en un testigo privilegiado de estos acontecimientos históricos.
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El PELADO Investiga
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