Es un poema de amor de la escritora estadounidense Ella Wheeler Wilcox, publicado en la antología de 1883 “Poemas de pasión”. La autora reflexiona sobre si la esencia del ser puede realmente definirse a través de las palabras, esos sonidos y pausas que forman el lenguaje. Y si fuera posible, ¿qué términos utilizaríamos para capturar el torbellino de voluntades propias de cada alma?
Afirmar que somos algo implica también declarar muchas cosas que no nos definen, o al menos eso creemos. El bien y el mal, la luz y la oscuridad, no se excluyen mutuamente; al contrario, a menudo coexisten. Todos llevamos dentro ángeles y demonios, y en cada faceta de nuestra vida esos dos extremos se manifiestan por separado. El equilibrio entre estos principios es lo que nos define en relación con los demás.
Nadie puede habitar permanentemente en uno de ellos. Incluso los demonios tienen un pasado de bondad, y hasta los ángeles más puros de vez en cuando anhelan el mal como una forma de libertad. Ella Wheeler Wilcox explora estos temas en “Ángel o demonio”, probablemente uno de sus poemas más destacados.
“Ángel o demonio”
Usted me llama Ángel de Amor y luz,
un ser de bondad y eterno fuego,
enviado desde el Cielo para guiar vuestros pasos
por senderos donde los espíritus ansían caminar.
Dices que brillo como un astro en el firmamento;
como un rayo en el crepúsculo, una chispa de la Fuente.
Ahora escucha mi respuesta, y deja que el mundo la oiga:
Hablo sin temor sobre lo que conozco;
El puro, el fervoroso Amor es el espíritu creador
que hace de las mujeres ángeles.
Yo vivo, existo sólo por usted, sólo en usted.
Nuestras almas juntas yacen atadas
por las antiguas leyes sagradas,
y si yo soy un Ángel, usted es la causa.
Mientras mi bote agitaba las espumas del mar,
observé en calma desde la proa:
Encantador el Amor brillaba,
el pulso firme sobre el timón;
iluminado en sus bellas formas.
¿Maldeciré entonces la barca que en la noche fue naufragio,
pues el infame navegante abandonó su puesto
envuelto en radiantes sombras?
Mi propio bote no es ajeno,
pues él también se ha perdido.
¿Ha desertado el marinero
o se ha dormido en su puesto?
He dejado los tesoros de mi alma a vuestros pies,
(sé que algunas damas lo hacen cada día).
No hay criatura que camine por esta calle
que posea el negro corazón que yo anhelo.
Usted ha despreciado todos los tesoros,
así como muchos caballeros con el corazón de hielo.
Esta llama del altar de Dios,
este fuego sagrado del Amor,
que arde como dulce incienso sólo para usted,
hoy será el estigma de mi vergüenza.
Ha torturado mi espíritu con su falsedad,
ignominia que todo lo pervierte;
los Ángeles y los Demonios nacen del mismo vientre
hasta que la Pasión los guía hacia abajo,
o por el camino ascendente.
Yo les advierto, a todas las mujeres
que habitan bajo la máscara de esposas,
y a las dulces y tiernas madres,
que el destino nunca es justo.
Son las damas las que abandonan sus vidas
por la locura que brota de la desesperación.
Como la brasa que en la chimenea consume su calor,
el desdén derriba todas las murallas.
El mundo es cruel al juzgar estas cosas,
un gran mal y un gran bien
se alimentan del mismo seno.
El Amor nos convoca y nos desgarra,
cubriendo nuestros hombros con sus alas;
Y lo mejor bien puede ser lo peor,
y lo odioso ser lo deseable.
Usted debería agradecer que esta pena se haya ensañado así,
pues el Demonio ha enterrado al Ángel que hay en mí.
Recopilación
El PELADO Investiga
# EXPEDIENTE 75