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Abyzou es un ser demoníaco cuyos orígenes se encuentran en las leyendas más oscuras de la demonología. Aunque es una figura que ha sido opacada por otras entidades más conocidas, como Lilith, el nombre de Abyzou ha aterrorizado a generaciones, especialmente a las mujeres embarazadas. Su historia se ha transmitido a través de textos prohibidos, como el “Clavícula Salomonis” o “Llave Mayor del rey Salomón”, uno de los libros más influyentes dentro de la demonología cristiana.
La leyenda sostiene que este demonio fue condenado por Dios a ser estéril, un castigo que la llevó a desarrollar un profundo resentimiento hacia las mujeres que podían concebir. Como resultado de esta maldición, se obsesionó con perseguir a las mujeres embarazadas, particularmente aquellas a punto de dar a luz. En algunas versiones del mito, se la asocia con Lilith, quien también recibió una condena similar, pero las historias de ambas son bastante distintas. Mientras que Lilith es conocida por ser la primera esposa de Adán, la historia de Abyzou se enfoca más en su desesperación por la infertilidad y su venganza hacia aquellas que representan lo que ella no puede tener.
El nombre tiene raíces que se remontan a las lenguas antiguas, como el griego y el sumerio. Se cree que su nombre es una derivación de la palabra “abyssos”, que significa “abismo”. Este término, en particular, hace referencia al abismo primordial, una extensión profunda y caótica, más allá de la creación. En muchas culturas, el abismo se asociaba con el caos y el vacío anterior al orden del mundo. Al igual que muchos demonios femeninos, surge de este mar primordial, lo que le otorga una conexión directa con las fuerzas oscuras que preceden la vida.
Aunque su figura podría parecer parte del folclore pagano, su presencia también es reconocida en el cristianismo. En el Nuevo Testamento, el Libro del Apocalipsis, hace mención de entidades que podrían estar relacionadas con ella, aunque no se nombra directamente. En el Antiguo Testamento, la palabra "abismo" se utiliza en un contexto que claramente apunta a la idea de una fuerza oscura, un lugar de condena eterna, muy similar al dominio de los demonios.
A diferencia de otros demonios que son ángeles caídos, Abyzou no fue expulsada del cielo por rebelarse contra Dios. Su origen es más antiguo y más relacionado con las aguas primigenias del caos, un lugar que no se asocia con la jerarquía celestial, sino con fuerzas más primitivas y personales. Un detalle importante, no sigue la voluntad de Lucifer; su objetivo es propio: destruir lo que ella no puede tener.
En el “Testamento de Salomón”, Abyzou es mencionada bajo el nombre de “Obizuth”. Se describe como una criatura aterradora, con un rostro resplandeciente pero grotesco, cubierto de un limo verdoso y con serpientes en lugar de cabello. Su cuerpo está envuelto en sombras que la hacen aún más temible, como si su presencia misma fuera una manifestación de la oscuridad. Salomón, conocido por su habilidad para controlar a los demonios, la interroga, quien le revela aspectos sorprendentes de su naturaleza.
Bajo el control de Salomón, confiesa que su maldición le impide dormir y que su única obsesión es acosar a las mujeres embarazadas. Su objetivo es sofocar a los recién nacidos, arrebatándoles la vida justo después del nacimiento. Además, señala que su presencia también es responsable de una variedad de enfermedades y trastornos, como la ceguera, la sordera, y el dolor de garganta, e incluso está vinculada con la locura. Sin embargo, su mayor maldad radica en su deseo de dañar la vida en su momento más vulnerable: el parto.
A pesar de que Salomón logra someterla temporalmente, se establece una protección para las mujeres embarazadas. Se dice que, si una mujer escribe el nombre de Abyzou en un papiro antes de dar a luz, esto evitaría que el demonio se acerque al bebé. Esta leyenda perduró incluso en la Edad Media, donde se la veía como una entidad maligna asociada al parto y a los peligros que acechaban a las mujeres en ese delicado momento.
El concepto de la envidia es fundamental en la leyenda. Al ser estéril, el demonio siente celos de las mujeres embarazadas, y su deseo de destrucción surge de la frustración de no poder crear vida. Su maldad también puede interpretarse como un reflejo de su propia incapacidad de tener hijos, lo que la impulsa a atacar a aquellos que sí pueden dar vida. Esta narrativa resalta su figura como un ser que representa la inversión de lo que tradicionalmente se espera de una mujer: en lugar de ser portadora de vida, ella busca destruirla.
En el plano psicológico, su figura podría haber sido una forma de explicar los trágicos eventos como los abortos espontáneos o las muertes infantiles. En épocas antiguas, estos sucesos incomprensibles para la medicina de la época se atribuían a fuerzas sobrenaturales, como la acción de un demonio, en el caso de Abyzou. Su historia representaba la forma en que las comunidades trataban de dar sentido a la tragedia y el sufrimiento.
También se la asociaba con la idea de la decrepitud, algo común en muchos demonios femeninos. Mientras que la mujer idealizada en la antigüedad era joven y fértil, Abyzou es vieja, fea y está asociada con la muerte. Esta inversión de los valores de la feminidad tradicional resalta la oscuridad que representa.
Recopilación
El PELADO Investiga
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