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El nombre de Carrie White también tiene un significado importante. Podría estar inspirado en Martha Carrier, una mujer ejecutada por brujería en Salem en 1692. Su verdadero nombre, Carietta, recuerda fonéticamente a Cenicienta. Carrie no solo es inocente, sino que también se percibe a sí misma como moralmente superior a sus agresores. Si bien en la versión de Perrault Cenicienta es pasiva y dulce, en otras versiones es una joven astuta que manipula su situación para obtener su venganza. De hecho, en la versión de Giambattista Basile, Cenicienta conspira para asesinar a su madrastra.
En el caso de Carrie, su despertar telequinético parece estar ligado a su primer período menstrual. Cuando un niño la insulta poco después de este acontecimiento, ella lo mira con rabia y él cae de su bicicleta. Si la novela trata sobre una joven que descubre su verdadero poder, entonces ese mismo poder, nace de su propio cuerpo y se alimenta de su sensación de superioridad.
La sangre juega un papel fundamental en tres momentos clave: el primer período de Carrie, la cruel broma con el balde de sangre de cerdo en el baile y el final, cuando Sue Snell descubre que no está embarazada. Carrie, aislada de sus compañeros, no comprende su sexualidad y esto la excluye aún más. Su desconocimiento sobre el tema hace que reaccione de manera errática, iniciando una cadena de eventos que conducirá a su destrucción y a la de su entorno.
Mientras que en los cuentos de hadas la protagonista encuentra una vía de escape y construye un nuevo hogar, en Carrie ese destino es inalcanzable. En los relatos tradicionales, la joven solo logra su redención si es bella y demuestra habilidades domésticas. Carrie también desea ser hermosa para encontrar su salvación, y por un breve instante lo consigue cuando Sue Snell, en el papel del hada madrina, le presta a Tommy Ross como su príncipe para la noche del baile. Él reconoce su belleza, lo que refuerza el paralelismo con Cenicienta. Incluso la coronación de Carrie como reina del baile se asemeja a un cuento de hadas.
Pero, Carrie no tiene un final feliz. Aunque por un momento es aceptada y aplaudida por sus compañeros, su destino ya está sellado. Su transformación física no puede borrar su estatus de marginada. La cruel broma que desencadena su ira demuestra que el mundo no está dispuesto a permitirle una segunda oportunidad.
A diferencia del clásico cuento de hadas, en esta historia no hay redención para nadie. Carrie, consumida por su furia, arrasa con el pueblo. No sabemos si Stephen King, planeó deliberadamente escribir una versión moderna de Cenicienta, pero la similitud entre ambas historias es innegable. Su talento le permitió reconfigurar una historia eterna, presentándola bajo una luz completamente nueva y aterradora.
Recopilación
El PELADO Investiga
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