
¿Es posible que el mundo de los espíritus se manifieste más allá del sonido? ¿Y si, además de voces, pudieran también mostrarse en forma de imágenes a través de pantallas? Esto es precisamente lo que propone el fenómeno conocido como las “psicoimágenes”. Se trata de un concepto estrechamente vinculado a las llamadas psicofonías, aquellas grabaciones en las que, de forma inexplicable, aparecen voces que no fueron emitidas por ningún ser humano presente en el lugar. No se oyen, sino que se ven. Son manifestaciones visuales que, según diversos investigadores del ámbito paranormal, pueden registrarse en dispositivos electrónicos.
La idea de que las entidades del más allá puedan dejar su huella en aparatos tecnológicos no es nueva, aunque se ha ido adaptando con el paso del tiempo a los avances en la electrónica. Si antes eran grabadoras de cinta o radios de onda corta, hoy se habla de monitores de computadora, cámaras digitales y hasta televisores. Son muchos los casos que aseguran haber captado rostros, siluetas, figuras humanoides o extrañas distorsiones que no responden a una explicación lógica.
Uno de los ejemplos más conocidos del interés popular por este tipo de manifestaciones está en el cine. En la famosa película sobre fenómenos paranormales “Poltergeist” donde una familia es aterrorizada por entidades invisibles, hay una escena icónica: una niña observa fijamente la pantalla de su televisor, y desde ahí, desde ese punto de luz intermitente, surge una presencia. Lo que se muestra como ficción en esa cinta es, en esencia, la idea detrás de las psicoimágenes.

Los estudiosos del fenómeno afirman que estas formas no siempre se perciben en tiempo real. A menudo es necesario revisar cuadro por cuadro, detener la grabación, ajustar los contrastes o incluso aplicar filtros para hacerlas visibles. Algunos de estos experimentadores aseguran que han recibido incluso respuestas visuales a preguntas, como si existiera una inteligencia detrás de estas apariciones.
Ahora bien, desde el punto de vista científico, no existe una explicación que respalde estas manifestaciones como evidencia de una dimensión espiritual. Los escépticos argumentan que lo que se observa no son más que pareidolias, es decir, la tendencia del cerebro humano a encontrar patrones reconocibles —como caras o figuras— en estímulos vagos o aleatorios. Este fenómeno psicológico puede explicar por qué algunas personas ven rostros en las nubes, en las manchas de humedad o, en este caso, en la distorsión de una imagen de video.
No obstante, el interés no ha disminuido. Hay quienes se dedican de forma constante a explorar este tipo de fenómenos y comparten sus resultados en foros, videos y conferencias. Para ellos, la tecnología moderna no solo permite una comunicación más eficiente entre personas, sino que también puede abrir un canal de interacción con lo que está más allá del plano físico.
Además, el fenómeno de las psicoimágenes no se limita solo a cámaras de video. En algunos casos se han reportado apariciones en fotografías tomadas de forma convencional, especialmente cuando se capturan en lugares con fuerte carga emocional o histórica, como antiguos hospitales, cárceles abandonadas o campos de batalla. En estas imágenes suelen aparecer formas difusas, brumas con siluetas humanas, ojos que se asoman en rincones oscuros, y otros elementos que desconciertan.
A lo largo de las décadas, el tema ha despertado un debate constante entre creyentes y detractores. ¿Son estas imágenes simples ilusiones ópticas alimentadas por nuestra imaginación o verdaderas señales de otra dimensión? La respuesta sigue siendo un misterio.
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