
No es el típico villano que imaginamos cuando pensamos en películas de terror. Su historia, tanto en la novela de Robert Bloch como en la icónica versión cinematográfica de Alfred Hitchcock en 1960, nos muestra a un personaje profundamente perturbado, cuya complejidad va mucho más allá de la simple maldad. No es solo un asesino: es un hombre atrapado entre recuerdos, traumas y una relación enfermiza con su madre, y por momentos despierta en nosotros una extraña mezcla de horror y compasión.
Veamos seis aspectos que quizás desconocías sobre este personaje legendario.
1. UNA MENTE DIVIDIDA
Norman Bates no es una sola persona. Su mente alberga varias facetas que conviven de manera conflictiva. Por un lado, está el propio Norman, un hombre inseguro, dependiente y lleno de miedos, moldeado por la influencia de una madre autoritaria y dominante. Por otro lado, está la presencia de su madre, Norma, que en su memoria y en su personalidad fragmentada actúa como una entidad independiente, acusando y castigando lo que ella considera inmoral. Finalmente, existe un “Norman racional”, la parte que intenta luchar contra estos impulsos, que busca vivir con normalidad y evitar la violencia. Este triángulo psicológico hace que Bates sea mucho más que un asesino común: es un hombre dividido consigo mismo, constantemente atrapado entre su inocencia y la influencia de su madre.
2. EL ASESINO NO SIEMPRE ES NORMAN
Aunque normalmente asociamos los crímenes con la figura de Norman, en realidad, es la voz de su madre la que se manifiesta cuando él comete un asesinato. La violencia se dispara principalmente frente a mujeres que despiertan algún tipo de deseo o provocación. Cada acto de homicidio es, en el fondo, la acción de Norma, que utiliza a su hijo como instrumento para continuar su propio control y castigo. Este detalle convierte a Norman en un asesino particular: el acto es real, el daño es real, pero la verdadera fuerza detrás del crimen no es él, sino la influencia incorpórea de su madre.
3. MÁS QUE UN SIMPLE OBSESIVO
La versión cinematográfica de Norman Bates lo presenta como un joven torpe y retraído, pero la novela de Robert Bloch nos muestra un hombre mucho más culto e interesado en lo oculto. Norman tenía predilección por textos de ocultismo y magia, siendo Aleister Crowley uno de sus autores favoritos. Este detalle revela que, detrás de la timidez y la apariencia inofensiva, había una mente curiosa, ávida de conocimiento prohibido, lo que agrega otra capa de misterio y peligro a su personalidad.
4. UNA IMAGEN DISTINTA A LA PANTALLA
La figura de Norman que todos conocemos gracias a Anthony Perkins dista mucho de la original. Hitchcock optó por un joven de apariencia delgada y casi frágil para generar vulnerabilidad y tensión. Sin embargo, en la novela, Norman Bates era un hombre obeso, mayor de cuarenta años, con un cuerpo que reflejaba el abandono y la obsesión por su madre más que la elegancia o el atractivo. Este contraste nos muestra cómo la adaptación cinematográfica moldeó al personaje para hacerlo más dramático y aterrador para la audiencia de la época.
5. EL DESTINO DE NORMAN
En la novela, el desenlace es diferente de lo que muchos creen. Norman termina internado en un hospital psiquiátrico, pero no porque tenga múltiples personalidades en el sentido clínico estricto. Su única identidad activa es la de su madre, quien se ha fusionado por completo con él. En otras palabras, Norman finalmente se convierte en su madre, perdiendo cualquier resto de individualidad. Este final refleja la intensidad de su obsesión y la magnitud del control materno: la línea entre él y Norma desaparece por completo.
6. UNA HISTORIA REAL DETRÁS DEL MITO
Lo que hace que la historia de Norman Bates sea aún más inquietante es que no nació del vacío de la imaginación. Su personaje se inspiró en la figura real de Ed Gein, un asesino y profanador de tumbas que coleccionaba objetos macabros de sus víctimas. Aunque la violencia de Gein es extrema y real, Robert Bloch tomó elementos de su vida para construir un personaje que explorara la psicología, la obsesión y los límites de la mente humana. Norman Bates es así un puente entre la ficción y la realidad, entre el mito del mal y el terror tangible del mundo real.
Norman Bates sigue siendo un referente del terror psicológico porque combina la vulnerabilidad con la amenaza, la mente fragmentada con la violencia directa. Su historia nos recuerda que el miedo más profundo no siempre viene de lo que vemos, sino de lo que ocurre dentro de la mente, de la tensión entre el control y la pérdida de identidad, de la influencia de quienes deberían protegernos y que, en cambio, nos marcan para siempre.
Recopilación
El PELADO Investiga
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