ESCUCHA EL #EXPEDIENTE Nº 72 | 20.12.2024

BRUNO AMADIO


Conocido en el mundo del arte bajo el seudónimo de Giovanni Bragolin, fue un pintor y escultor italiano de renombre peculiar, reconocido principalmente por una serie de 27 retratos inquietantes titulados “Los Niños Llorones”. Nacido en Italia, este artista desarrolló un estilo único a pesar de sus inicios académicos en las artes plásticas. Aunque comenzó su carrera siguiendo las corrientes artísticas de la época, con el tiempo, Amadio se destacó por su técnica distintiva y su estilo personal.

En el transcurso de su juventud, se sintió seducido por el fascismo, que atrajo a cientos de miles de italianos en esa época. En este contexto, es posible que haya formalizado conexiones con artistas plásticos futuristas que lideraban esta ideología, bajo la dirección de Marinetti. Sin embargo, el destino de Amadio tomaría un giro significativo durante la Segunda Guerra Mundial. A raíz de su ferviente apoyo a Mussolini, se enlistó como soldado en el ejército. Es en este período cuando fue testigo del sufrimiento de los niños en varias aldeas y ciudades, una experiencia que sacudió profundamente su sensibilidad y que tendría un impacto duradero en su profesión artística. Tras el fin del conflicto bélico, decidió trasladarse a España, donde se estableció en Sevilla. Posteriormente, se rumorea que residió en Madrid y adoptó el seudónimo de Giovanni Bragolin para firmar sus obras. Durante esta etapa de su carrera, Amadio produjo una serie de 27 retratos conocidos como “Los Niños Llorones”.

Estas pinturas, a pesar de ser conmovedoras y hermosas, no fueron bien recibidas en el mundo del arte. Algunos llegaron a pensar que el artista era un depravado sádico que provocaba el llanto de los pequeños para su obra. En la década de los 50, surgieron numerosos incidentes en los que casas enteras quedaron devastadas por incendios, con la excepción sorprendente de los cuadros de Bragolin, que permanecían colgados en las paredes sin sufrir daños. Se cuenta que la mirada de las criaturas representadas puede resultar inquietantemente real, como si los ojos llorosos te siguieran con la vista, causando una sensación escalofriante.

Una de las leyendas más destacadas que le rodean es la afirmación de que hizo un pacto con el diablo para alcanzar la fama que anhelaba como artista. Esta aseveración ganó fuerza a medida que surgieron historias perturbadoras sobre sus pinturas, que supuestamente traían desgracias y mala suerte a quienes las poseían.

En 1985, el periódico The Sun informó que un bombero de Yorkshire sostenía que, en casas donde se encontraban copias de “Los Niños Llorones”, los cuadros permanecían intactos mientras todo alrededor quedaba consumido por el fuego. Esta sentencia se vio respaldada por varios antecedentes sobre incendios en hogares que contenían obras del artista.

Los propietarios de estas pinturas a menudo afirmaban tener pesadillas inquietantes en las que los niños sufrían, y escuchaban llantos infantiles en medio de la noche que parecían emanar de la ubicación de los lienzos. La obra más conocida de Bragolin, titulada “El niño que llora”, representa a un pequeño que vivía en un orfanato en Chile. Tras completar el retrato, lo regaló a la institución, que lamentablemente sufrió un incendio que cobró la vida de todos los infantes y responsables. Curiosamente, el cuadro quedó indemne. Desde entonces, ha surgido la creencia de que las desgracias y la muerte siguen a quienes la poseen, reforzando la fama del “pintor maldito”.

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El PELADO Investiga
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