En la tarde del 4 de diciembre de 1872, aproximadamente a unas seiscientas millas de Portugal, ocurrió un misterioso suceso que involucró al bergantín Mary Celeste. Un mes antes había zarpado del puerto de Nueva York. El hallazgo fue realizado por el navío británico Dei Gratia, no muy lejos de la ubicación donde, según se creía, emergía y desaparecía la mítica isla Barandán, Borondón o Borombón.
Resumiendo este enigmático caso, cuando el primer oficial, Oliver Deveau, observó a través de su catalejo hacia el horizonte, inmediatamente sintió que algo extraño estaba ocurriendo. Su experiencia como marino le hacía intuir que la nave que se aproximaba, zigzagueando como si estuviera siendo dirigida por alguien bajo la influencia del alcohol, estaba relacionada con una tragedia. Deveau comunicó la noticia al capitán David Morehouse, quien ordenó un abordaje rápido para brindar asistencia. Curiosamente, el capitán del Mary Celeste, Benjamín S. Briggs, era un amigo íntimo de Morehouse, y sus esposas también eran amigas cercanas.
Cuando Deveau y su equipo subieron a bordo, se encontraron con una escena desoladora e inusual. Aparentemente, todo estaba en calma, sin signos de violencia, pánico o apresuramiento. El barco estaba extrañamente vacío, sin rastro de seres humanos ni de ratas, que normalmente abandonan los barcos en peligro inminente. Este hecho desconcertante planteó preguntas sobre lo que había sucedido a bordo del barco y qué había llevado a la desaparición de la tripulación y las ratas. El hallazgo tuvo lugar en una ubicación precisa, a una latitud de 38º 20' norte y una longitud de 17º 37' oeste, en la ruta entre Las Azores y Gibraltar, dentro del área conocida como el triángulo mortal de las Bahamas, Azores o Bermudas.
El informe de Deveau y su equipo detalló que no encontraron a nadie a bordo. Las bombas delanteras tenían agua, las escotillas delanteras y del lazareto estaban abiertas, la caja de la bitácora y el tragaluz estaban dañados, y el compás de la bitácora parecía destrozado por una furia incontrolable. Todos los efectos personales del capitán y la tripulación estaban en su lugar, al igual que la ropa de la señora Sara Briggs y su hija Sofía, ordenadamente colocada en sus respectivos lugares. Se notó una huella breve en la cama del capitán, como si algo muy pequeño hubiera estado sobre ella.
El Mary Celeste fue remolcado a Gibraltar, donde el Almirantazgo inició una investigación exhaustiva. Incluso el capitán Morehouse y Oliver Deveau, quienes habían brindado ayuda, fueron sometidos a interrogatorio. Se planteó la posibilidad de que el Mary Celeste hubiera sido víctima de un acto de piratería. La inspección detallada reveló que todo estaba en perfecto estado, incluyendo la valiosa carga de 1.700 barriles de alcohol. No se encontraron indicios de lucha ni violencia, ni manchas de sangre. El único elemento perturbador fue el descubrimiento de una antigua espada italiana bajo la cama del capitán Briggs, con la peculiaridad de que parecía recién fabricada a pesar de su estilo arcaico.
Después de este enigma, el Mary Celeste fue objeto de una serie de infortunios que llevaron a la bancarrota y la muerte de quienes estuvieron relacionados con él, como si una maldición se cerniéra sobre la nave. En 1882, el Mary Celeste estuvo cerca de las costas argentinas y, curiosamente, un cargamento de caballos que transportaba sufrió una misteriosa epidemia que casi los exterminó.
Numerosos historiadores, escritores e investigadores han propuesto diversas teorías sobre lo que ocurrió en el Mary Celeste, pero ninguna ha sido confirmada. Incluso el famoso escritor Sir Arthur Conan Doyle presentó sus propias "soluciones" al estilo de Sherlock Holmes, sin éxito. El misterio persiste, y se ha especulado que algo fuera de este mundo pudo haber arrebatado a los tripulantes del barco, convirtiendo al Mary Celeste en una leyenda en la historia marítima.
Recopilación
El PELADO Investiga
# EXPEDIENTE 12