La Inquisición española, a lo largo de 125.000 procesos llevados a cabo entre los siglos XVI y XIX, condenó a la hoguera por brujería a solo 59 mujeres. En Portugal y en Italia, las cifras fueron aún menores, con 4 y 36 mujeres quemadas, respectivamente. Estos datos desafían la percepción popular de que la Inquisición fue implacable en la caza de brujas. Contrariamente, los tribunales civiles europeos condenaron a 100.000 hechiceras en el mismo período, con un 50% de ellas enfrentando la hoguera. Los países protestantes superaron a los católicos en ejecuciones.
En el siglo XVI, la acusación de brujería era peligrosa y difícil de refutar. La creencia popular era que estas, al carecer de alma, eran ligeras como un pájaro. En Holanda, las mujeres viajaban para demostrar su peso en la que se conocía cómo “La Balanza de las Brujas”. Si pesaban normalmente, se les otorgaba un certificado que las absolvía. Este fenómeno muestra cómo, incluso hoy, en algunos lugares, las supersticiones persisten.
Pero la caza de brujas no era exclusiva de la Edad Media; continúa en la actualidad, según advierte la ONU, que informa de miles de mujeres asesinadas cada año bajo esta acusación. Aunque en Europa “Las Balanzas de Brujas” son ahora atracciones turísticas inofensivas, la dimensión de género persiste. Se estima que entre 80.000 y 100.000 personas fueron juzgadas por brujería entre 1400 y 1750, siendo el 80% mujeres. Al menos la mitad de los enjuiciados sufrieron torturas y ejecuciones.
El "Malleus Maleficarum", escrito en 1487, fue un influyente tratado medieval que justificaba la persecución. Publicado durante la Reforma Protestante, abogaba por la violencia contra ellas. El texto se reeditó numerosas veces y se distribuyeron 30.000 copias por toda Europa. La Iglesia, en riesgo por la Reforma, encontró en esta persecución frenética una forma de mantener su poder.
Durante el período de 1560 a 1630, más del 60% de los juicios por brujería tuvieron lugar, principalmente en un radio de 500 kilómetros alrededor de Estrasburgo, Francia. Se especula sobre la relación de estos juicios con la Reforma Protestante, las guerras religiosas y el surgimiento de estados absolutistas. El "Malleus Maleficarum", afirmaba que las brujas eran principalmente mujeres, debido a ser débiles ante el diablo. Este enfoque contribuyó a la cacería sistemática de mujeres que desafiaban las expectativas tradicionales. La violencia contra ellas, en forma de linchamientos públicos, tenía una doble dimensión: evitar que el espíritu de la nigromante se vengara y enviar un mensaje de intolerancia hacia ciertos comportamientos femeninos.
En las Américas, la quema de brujas no fue tan masiva como en Europa, pero las mujeres fueron acusadas de brujería por la Inquisición española. Aunque la violencia disminuyó en los años 70 y 80, persiste en otras partes del mundo. La ONU informa de más de 1.000 mujeres asesinadas anualmente en Tanzania bajo acusaciones de brujería. En India, se registraron 2.500 asesinatos por sospechas de brujería entre 2000 y 2016. Países como República Democrática del Congo, Angola, Nigeria, Ghana y Kenia también enfrentan este fenómeno, con datos limitados. Desde la Inquisición hasta la actualidad, las mujeres han sido perseguidas y asesinadas bajo la acusación de brujería, reflejando una persistente violencia de género arraigada en la historia.
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