ESCUCHA EL #EXPEDIENTE Nº 95 | 13.06.2025

¿ELEGIR ES HERÉTICO?

La libertad, aunque muchos la pinten como un derecho natural, es una conquista. No nace con nosotros. Se construye. Y muchas veces, se paga caro. Esa conquista, esa búsqueda constante, tiene un enemigo principal: el consenso. La comodidad de lo establecido. La estructura que impone lo correcto y condena lo incorrecto. Y es ahí donde aparece el hereje. No como el villano de una historia religiosa, sino como el individuo que se atreve a pensar distinto.

El término que hoy se lanza como una condena, en otro tiempo significaba otra cosa. En sus raíces más antiguas, esa palabra que nos suena a pecado o rebeldía viene de un verbo mucho más simple: elegir. El hereje es, en esencia, aquel que decide. No es simplemente quien se opone, sino quien opta por no seguir la corriente. Quien elige un camino que no está pavimentado por la mayoría. No hay herejía sin elección. No hay elección sin libertad. Y no hay libertad sin una ruptura. Rechazar lo impuesto no siempre nace del capricho. Muchas veces es el resultado de una reflexión profunda.

De mirar lo establecido y decir: “esto no me convence, esto no me representa, esto no me sirve”. Y esa negación, ese primer paso hacia lo desconocido, es quizás el acto más puro de libertad. Porque elegir no es quedarse con lo que está enfrente. Es dejar de lado todo lo demás. Ser libre no es hacer lo que uno quiere, sino saber por qué uno lo hace. Es tener la posibilidad de cometer errores, de equivocarse, de caer, pero aún así seguir eligiendo. El que no puede decidir, obedece. El que no cuestiona, repite. El que no duda, ya no piensa.

El sistema, la religión, la tradición o cualquier estructura de poder, necesitan del consenso para mantenerse en pie. Necesitan que la mayoría acepte sin discutir. Que repita sin preguntar. Por eso el que se sale de la fila incomoda. Desestabiliza. Rompe el ritmo. Y a ese se lo llama hereje. No como un reconocimiento, sino como una amenaza. No por lo que cree, sino por lo que representa. El hereje es el espejo incómodo. El que nos recuerda que hay otras formas de ver, de vivir, de ser. Es el que planta una duda en medio de la certeza.


Y a veces, con una sola pregunta, desarma una estructura entera. En el fondo, toda libertad verdadera es herética. Porque no se acomoda, se expande. No se somete, desafía. No se justifica, se afirma.

Y eso, claro, molesta.

Porque en un mundo que busca orden, el pensamiento libre es desorden. En una sociedad que premia la obediencia, el que elige distinto parece peligroso. Pero sin esos actos incómodos, sin esas voces disonantes, la historia no avanza. Las grandes transformaciones no nacieron del acuerdo. Surgieron de la disidencia. De los que no aceptaron el mundo tal como era y se atrevieron a imaginarlo distinto. De los que eligieron, aún con miedo, aún con todo en contra, decir no. Negarse no siempre es destruir.

A veces, es el primer paso para crear.

Y en ese rechazo nace una libertad que no se parece a ninguna otra. Una libertad que no se impone, que no se compra, que no se hereda. Una libertad que se gana con la decisión de pensar distinto.

"(…) conocerán la verdad y la verdad los hará libres" — ( Juan 8-32)

Este versículo encierra una clave profunda. No habla de aceptar ciegamente, sino de conocer. Y el conocimiento, cuando es auténtico, obliga a elegir. Esa elección —a veces incómoda, a veces herética— es la que abre la puerta a la verdadera libertad. Ser libre, entonces, no es simplemente romper cadenas, sino atreverse a mirar con otros ojos, a dudar, a pensar por cuenta propia. A elegir con coraje.

Tal vez la verdadera rebeldía no sea romper reglas por romperlas, sino elegir con conciencia cuáles no se quieren seguir. Tal vez la única forma de ser libre de verdad sea aceptar el costo de no encajar. Y tal vez el hereje no sea el enemigo de la verdad, sino su partero. Porque en un mundo que castiga la diferencia, el acto más revolucionario sigue siendo elegir.

Elegir decir no.
Elegir pensar por cuenta propia.
Elegir ser libre.

De vos depende

Recopilación
El PELADO Investiga
# EXPEDIENTE 95