
Fue una corriente cristiana del siglo II fundada por Marción de Sinope, un influyente líder religioso nacido alrededor del año 85 d.C. en Ponto, Asia Menor. Esta doctrina se caracterizaba por una visión dualista que diferenciaba entre el Dios del Antiguo Testamento y el Dios supremo revelado por Jesucristo. Según Marción, el Dios del Antiguo Testamento, identificado como el creador del mundo material, era un ser inferior y distinto del Dios verdadero, desconocido hasta la llegada de Jesús.
Marción sostenía que el mensaje de Cristo era completamente nuevo y no tenía relación con las enseñanzas judías previas. Por ello, propuso una ruptura total con la tradición judía y rechazó el Antiguo Testamento como escritura sagrada. Para establecer una base doctrinal coherente con sus creencias, compiló su propio canon de escrituras cristianas, que incluía una versión modificada del Evangelio de Lucas y diez epístolas paulinas. Este canon excluía otros evangelios y epístolas que consideraba influenciadas por el judaísmo.
El marcionismo fue considerado herético por la Iglesia primitiva debido a sus enseñanzas que contradecían la tradición apostólica y la unidad de las escrituras judeocristianas. Sin embargo, la aparición de esta doctrina impulsó a la Iglesia a reflexionar sobre la formación del canon del Nuevo Testamento y a definir más claramente cuáles textos eran considerados inspirados y autoritativos.
A pesar de la oposición y las condenas, el marcionismo se difundió ampliamente y persistió hasta el siglo III, e incluso, según algunas fuentes, hasta los inicios de la Edad Media. La influencia de Marción y su doctrina generaron debates significativos en la Iglesia primitiva, contribuyendo al desarrollo y consolidación de la ortodoxia cristiana.
Recopilación
El PELADO Investiga
# EXPEDIENTE 87