ESCUCHA EL #EXPEDIENTE Nº 68 | 15.11.2024

EL DEMONIO DEL PALACIO

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El Palazzo Bolognini Amorini Salina, majestuosamente ubicado en la Piazza Santo Stefano, emerge como un tesoro arquitectónico que refleja la esencia del gusto renacentista boloñés. Aunque su construcción se inició en 1517, esta obra maestra arquitectónica se vio afectada por interrupciones a lo largo de los siglos, alcanzando su culminación en 1884.

La fachada del palacio, un lienzo de expresión artística, revela una sinfonía de bustos de terracota que se asoman desde nichos circulares, observando curiosamente a quienes se aventuran a mirar. Los artífices detrás de esta maravilla fueron los renombrados Alfonso Lombardi y Nicolò da Volterra.

Entre los rostros, se encuentran damas elegantes, guerreros imponentes, dioses venerados, antiguos romanos ilustres y bustos que capturan la diversidad de razas y culturas. Sin embargo, destaca entre todos ellos el enigmático busto del demonio, posiblemente representando a un sátiro, cuya presencia intriga a quienes contemplan su figura.

La inclusión de esta representación demoníaca en el corazón mismo del edificio suscita preguntas sin respuesta clara. Es un enigma artístico que se suma a la atmósfera misteriosa que rodea al Palazzo Bolognini Amorini Salina. No obstante, este rostro infernal no es un fenómeno aislado en la ciudad de Bolonia.

La leyenda que se teje, narra los turbulentos episodios de una familia poderosa que habitó en sus cercanías. Los enfrentamientos mortales entre los miembros de esta familia eran tema de conversación en toda la ciudad. En un giro intrigante, se dice que el patriarca decidió inmortalizar a todos sus miembros tallando sus rostros en la fachada del palacete.

El arquitecto encargado se embarcó en una empresa arriesgada, ya que, entre las tensiones familiares y rivalidades, decidió esculpir la cara del diablo en medio de aquel retrato genealógico. La razón detrás de esta elección peculiar permanece en la oscuridad: ¿era un señalamiento a un miembro en particular o simplemente una representación simbólica del mal arraigado en esa familia?

Así, al pasear por la Piazza Santo Stefano, la presencia del mismísimo Satanás se cierne sobre el transeúnte, como si la escultura del demonio fuera un guardián eterno, observando con ojos de piedra cada paso que se da en su reino de terracota. La narrativa que rodea a este demonio encarna la dualidad entre el arte y el misterio, dejando a la imaginación de los espectadores la interpretación de su presencia en el corazón de Bolonia.

Recopilación
El PELADO Investiga
# EXPEDIENTE 26

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