En los últimos años, han circulado imágenes enigmáticas a través de las redes sociales que muestran figuras aladas mesopotámicas sosteniendo un misterioso "recipiente" conocido como “Banduddu”, este envase, con el significado de "contenedor" en lengua acadia, ha capturado la atención al aparecer en diversos lugares geográficos y culturas separadas por tiempo y distancia.
En las tablillas de arcilla y paneles esculpidos, se relata que el dios Enki creó siete sabios alados para civilizar la humanidad. Estos seres desempeñaron roles de emisarios, enseñando a los humanos artesanía, agricultura y un código moral. Algunos de estos sabios, con apariencia de hombres peces, actuaron como consejeros de reyes sumerios antes del Diluvio, sus nombres y detalles aún objeto de debate.
En el Palacio de Nimrud, se encuentran figuras antropomórficas llamadas apkallu, espíritus protectores que sostienen un "Banduddu" en una mano y un mullilu en la otra, simbolizando un árbol frutal. Estas figuras aladas se usaban para proteger las esquinas del Palacio del Noroeste de Nimrud de espíritus malignos, según la creencia asiria.
El "Banduddu", un cubo en el que sumergían una piña de pino, era considerado un elemento de protección para el rey. Algunos estudiosos sugieren que el líquido contenido podría ser agua derretida de la nieve, ya que los asirios creían que este elemento proveniente de las montañas asustaba a los espíritus.
El bajorrelieve de alabastro en el Museo Británico muestra a uno de estos apkallu alados, con diversas representaciones de cabeza, sosteniendo un cubo desprovisto de signos cuneiformes. La conexión cósmica se refleja en las representaciones animales y criaturas extrañas talladas en las columnas de Göbekli Tepe, el primer santuario de la humanidad, datado alrededor del 11.000 a.C., donde también se encuentran tres de estos contenedores babilónicos.
Esta similitud entre culturas distantes geográficamente plantea la pregunta de si existieron contactos culturales previos al descubrimiento de América o si hubo una influencia cósmica común. El balde, que se usaba en el arte asirio para contener nieve, encontró su contraparte en el arte olmeca en México, donde se representaba a un chamán sosteniendo un balde lleno de hierbas para mejorar.
La asombrosa coincidencia de dos artistas utilizando los mismos símbolos para narrar una historia similar sugiere la posibilidad de una conexión cultural o la presencia de un instructor compartido. Las representaciones de este recipiente en distintas civilizaciones, desde Mesopotamia hasta México, plantean interrogantes sobre la transmisión de conocimientos y símbolos a lo largo de la historia.
El "Banduddu" se erige como un enigma cultural que trasciende fronteras y períodos de tiempo, vinculando civilizaciones aparentemente dispares a través de la representación de un cubo alado con significados simbólicos y protectores. La posibilidad de una conexión cósmica o contactos culturales precolombinos agrega un elemento intrigante a la investigación sobre estas misteriosas imágenes y sus implicaciones en la historia de la humanidad.
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El PELADO Investiga
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