ESCUCHA EL #EXPEDIENTE Nº 62 | 04.10.2024

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LA EPIDEMIA DE VAMPIROS

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En 1731, los habitantes de Medgevia, Serbia, parte del imperio austriaco, solicitaron ayuda al emperador debido a una extraña enfermedad que causaba dolor en el pecho, fiebre y convulsiones. El Dr. Glaser, experto en enfermedades contagiosas, fue enviado para investigar. A su llegada, 13 personas ya habían fallecido en menos de un mes y medio. Inicialmente, Glaser pensó que la causa podría ser la desnutrición, pero dos pacientes femeninos, Milica y Stana, confesaron en su lecho de muerte haber tenido contacto con vampiros. El primero afirmó haber comido carne de ovejas atacadas por un vampiro, mientras que, el segundo se bañó con la sangre de uno para protegerse, según la superstición. Ambas creían estar condenadas al vampirismo.

Para demostrar que los vampiros no existían, Glaser convocó al pueblo a desenterrar los cadáveres. Al llegar al cementerio, descubrieron que la tumba de Stana había sido desenterrada por lobos, devorando a su bebé, no bautizado, pero a ella dejándola intacta. Al desenterrar a las víctimas, varios cuerpos, incluyendo la primera, estaban incorruptos, desafiando las expectativas del médico. Ante el informe presentado por Glaser, Belgrado ordenó una investigación más profunda a Johann Flückinger, un cirujano militar que llegó al pueblo en enero de 1732. La población señaló al difunto soldado Arnaut Pavle, más tarde llamado Arnold Paole, como responsable de los ataques de ovejas y la tumba del vampiro. Este había servido en la región turca y, al regresar en 1727, su actitud se volvió esquizofrénica.

Según su prometida, el joven reveló que su regimiento fue asechado por un vampiro en Gossowa, donde él mismo localizó la tumba y la decapitó. Bebió un brebaje con tierra y sangre como antídoto, pero afirmaba que una sombra lo perseguía desde entonces. Pavle murió una semana después de una caída, siendo enterrado boca abajo en secreto, siguiendo la costumbre vampírica. Sin embargo, su aparición ocurrió menos de un mes después. Testigos afirmaron ver al vampiro atacando ovejas y paseando por el pueblo. Cuatro personas que lo vieron murieron repentinamente, aumentando el pánico. Al desenterrarlo, se pudo comprobar que su cuerpo estaba incorrupto con sangre fresca brotando de sus orificios. Tanto él como sus supuestas víctimas fueron exhumados, degollados y atravesados con estacas.

El cirujano detalló estos eventos en su informe "Visum et repertum" el 26 de enero de 1732. Los cuerpos vampíricos fueron exhumados nuevamente y quemados por gitanos locales, esparciendo las cenizas en el río Morava. Este caso atrajo la atención de figuras como Voltaire, Diderot y Rousseau, gracias a la investigación ordenada por el papa Benedicto XIV y plasmada en el tratado "Dissertations sur les apparitions..." (1746) de Antoine Calmet. En la actualidad, el caso de Arnold Paole se considera fundamental en el estudio de las creencias populares sobre el vampirismo durante la Ilustración, abordando prácticas de entierro, supersticiones y ataques nocturnos. Este macabro suceso sirve como recordatorio de cuando la ciencia se aventuró a investigar lo sobrenatural.

Recopilación
El PELADO Investiga
# EXPEDIENTE 31

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