ESCUCHA EL #EXPEDIENTE Nº 62 | 04.10.2024

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¿QUÉ ES LA CUARTA DIMENSIÓN?

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Aquellos que hemos visto la serie “Stranger Things” seguramente sabrán a que me refiero cuando hago mención de “El Otro Lado”, básicamente una dimensión que existe de forma paralela a la nuestra, con los mismos espacios físicos e infraestructura que nuestro mundo aunque bajo un halo mucho más tenebroso; y donde habitan criaturas espeluznantes, como el “Demogorgon”. Ahora bien, si “El Otro Lado” de esta serie de Netflix es una especie de réplica distorsionada de nuestro mundo, es lógico pensar que sus habitantes también lo son. Esto nos facilita la excusa perfecta para repasar brevemente la historia de la Cuarta Dimensión en la literatura, y particularmente en la ciencia ficción.

En adición a las tres dimensiones en las que el espacio es percibido, la Cuarta Dimensión, es decir, el Tiempo, tiene una historia realmente significativa en la ficción. Pero la hipótesis de que el Tiempo podría ser representado como una Cuarta Dimensión suele ser confundida con la idea de que tal vez exista una Cuarta Dimensión espacial; y el primero en introducir estos conceptos en la literatura de forma directa fue H.G. Wells en "La Máquina del Tiempo". Antes de él hubo otras máquinas del tiempo literarias, pero ninguna con las mismas características. El siglo XIX estuvo repleto de especulaciones acerca de la Cuarta Dimensión, a menudo combinadas con extrañas deducciones, cómputos y cálculos; en los cuales se observan los residuos teóricos del ocultismo y el esoterismo. En este sentido, fue aprovechada como una forma lógica de explicar lo inexplicable: lo paranormal y lo sobrenatural.

El razonamiento era el siguiente: si la ciencia puede probar su existencia, entonces los fantasmas, los vampiros, los licántropos, las hadas, y una larga lista de seres fantásticos, pueden ser explicados de manera racional. El primer teórico en el siglo XIX, y acaso el más ambicioso, fue Johann Zollner, cuya obra: “Física Trascendental” de 1865, alimentó poderosamente la imaginación de las ciencias ocultas; ya de por sí exaltada. Su estudio fue utilizado para probar que nuestra realidad o plano de existencia está atravesado por una cifra incalculable pero finita de dimensiones. Uno de los herederos intelectuales de esta hipótesis, Piotr Ouspenski, publicaría una obra fascinante y confusa acerca de la Cuarta Dimensión: “Tertium Organum”; en la cual explica que el Tiempo se mueve en una espiral ascendente, como una serpiente, dando forma a seis dimensiones espaciales distintas, siendo nuestra realidad la tercera.

Estas conjeturas cautivaron al público, olvidando que muchas de ellas ya habían sido concebidas por la ficción. Incluso en obras como “Los Hermanos Karamazov”, de Fedor Dostoyevsky; y “El Fantasma de Canterville”, de Oscar Wilde, se refieren específicamente a las Altas Dimensiones —o esferas—, donde lo imposible es la regla general. Mucho antes de que Albert Einstein comenzara a perfilar su concepción acerca del Tiempo y la posibilidad de otras dimensiones, la novela cooperativa de Joseph Conrad y Ford Madox: “Los Herederos”, incluso acuña el término “dimensionistas” para describir a aquellos que logran atravesar los distintos planos de existencia. Ya en el siglo XX, la Cuarta Dimensión se volvió un tema recurrente en la literatura: “La Conversión del Profesor”, de George Griffith; “Espacio”, de John Buchan; “Una Víctima del Espacio Superior”, de Algernon Blackwood; y “Múltiples Dimensiones”, de Charles Williams, son ejemplos fundamentales al respecto.

Pero cuando la ciencia ficción comenzó a habituarse a este modelo, Albert Einstein estableció que el Tiempo, nada menos, es esa Cuarta Dimensión que tanta fascinación había despertado. Afortunadamente, también propuso la existencia de una Quinta Dimensión, la cual explicaría fenómenos tales como la gravedad. A su vez, la literatura y las ciencias ocultas debieron correr detrás de estas propuestas, y no siempre con la elegancia de sus predecesores.

Las teorías de Einstein llegaron en medio del auge de las “revistas pulp”, dentro de las cuales “Weird Tales” fue un referente inevitable. El “relato pulp” perpetuó la tradición de la Cuarta Dimensión hasta exprimirla por completo. A medida que la literatura iba agotando las posibilidades de la Cuarta Dimensión, las ciencias ocultas siguieron intentando penetrar en sus misterios de acuerdo a los más abominables ritos, como aquel realizado por Aleister Crowley, quien realmente intentó abrir un portal interdimensional que, según sus seguidores, realmente funcionó, y que de hecho se ha ido ensanchando con el transcurso de los años.

Por su parte, Lord Dunsany, Lovecraft, Clark Ashton Smith y Robert Howard, entre otros, intentaron mantener abierta la puerta hacia la Cuarta Dimensión a través de sus historias. En general, estos autores propusieron la idea de que los universos paralelos pueden ser accesibles al ser humano que logre expandir su percepción, a menudo a través de la magia, los libros prohibidos y las geometrías imposibles. Sus relatos, repletos de horrores cósmicos y entidades multidimensionales, han influido profundamente en la cultura popular y han alimentado la fascinación por los límites de la realidad y la existencia de dimensiones más allá de nuestra comprensión.

Recopilación
El PELADO Investiga
# EXPEDIENTE 35

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