Esta pieza musical es una oda emotiva a la búsqueda de la simplicidad y la conexión con la naturaleza. A través de sus estrofas, nos sumergimos en un viaje físico y emocional desde la ciudad hacia el campo, simbolizando un retorno a las raíces y a una vida más auténtica.
En la primera estrofa, se menciona la "ruta tres", una carretera real en Argentina que sirve como punto de partida físico para el viaje descrito. La protagonista decide dejar atrás una ciudad que se describe como “Total la ciudad como siempre dormida ni se va a enterar que me llevo la vida y la música también”. Este contraste entre la ciudad y el campo establece el tono del resto de la canción, destacando la alienación urbana frente a la promesa de autenticidad en el entorno rural.
El “Que un viento frio me pegue en la cara en todo el cuerpo que me gaste el alma” es una metáfora poderosa de la purificación y el renacimiento que la protagonista busca en su nueva vida. Este elemento natural simboliza el proceso de dejar atrás lo viejo y abrazar lo nuevo, preparando el terreno para una transformación personal profunda.
La tierra ejerce un atractivo magnético sobre la protagonista, quien expresa un deseo firme de no volver a la ciudad. Este sentimiento se repite como un mantra a lo largo de la canción, subrayando su determinación de encontrar una vida más significativa y enraizada en la naturaleza. La metáfora de la tierra como fuente de inspiración y renovación es central en esta parte de la canción.
La canción señala una pérdida percibida de libertad y autenticidad en la vida urbana, expresada en la frase “hay una canción que me está faltando, hay una canción que me están quitando”. Aquí, la música representa más que un sonido; es un símbolo de la vitalidad y la conexión espiritual que la protagonista siente haber perdido en el contexto urbano. La naturaleza, en contraste, ofrece una nueva melodía, llena de elementos como el trigo, la lluvia, la sequía y los animales, que inspiran y reconectan profundamente.
La canción destaca la importancia de la comunidad y las tradiciones rurales, como la yerra y la cosecha, que no solo sustentan la vida, sino que también unen a los vecinos en celebración y pertenencia. Este aspecto resalta cómo las raíces y la conexión con la comunidad rural pueden enriquecer la vida de manera que la ciudad no puede igualar.
La repetición de la frase “ya no quiero volver” al final de la canción subraya la decisión definitiva de la protagonista de abrazar esta nueva vida y dejar atrás la alienación y el vacío emocional que experimentaba en la ciudad. Esta conclusión refuerza el tema principal de la canción: la búsqueda de autenticidad, la conexión con la naturaleza y la importancia de las raíces y la comunidad en la realización personal.
Tema musical incluido en el #expediente 50, del 12.07.2024
Recopilación
El PELADO Investiga
# EXPEDIENTE 50
