Durante la guerra, surgen historias de supersticiones que en tiempos de paz pasarían desapercibidas. Un caso interesante es el del aeródromo de Boreham, cerca de Chelmsford, Inglaterra, que tiene una historia llena de misterios y maldiciones. En el verano de 1940, cuando Alemania planeaba invadir Inglaterra, se dice que un grupo de brujas inglesas realizó una ceremonia en New Forest para influir en la mente de Hitler y evitar la invasión. Esta reunión, conocida como "Great Circle", ya había sido convocada en momentos históricos anteriores, como contra la Armada Invencible y durante la amenaza napoleónica. Según algunas fuentes, estas brujas realizaron un ritual agotador en una fría noche, y algunas incluso murieron de neumonía al bailar desnudas en el bosque.
En mayo de 1943, el 861º Batallón de Ingenieros empezó a construir un nuevo aeródromo en Boreham. Para aplanar el terreno, tenían que mover una gran piedra en el bosque de Dukes, considerada sagrada por los lugareños. La leyenda decía que bajo esa roca estaba enterrada una bruja quemada en la hoguera siglos atrás, y que en ese mismo lugar había sido asesinado un guardabosque en 1856. Los habitantes advirtieron a los ingenieros sobre las posibles consecuencias de mover la piedra, ya que creían que solo traería desgracias. Uno de los trabajadores, que no creía en estas historias, intentó moverla con una excavadora, pero la maquinaria se averió inexplicablemente.
A pesar de las advertencias, finalmente lograron mover la piedra, pero los problemas no tardaron en aparecer. El ganado de la zona enfermó misteriosamente, y un avión Thunderbolt tuvo que hacer un aterrizaje de emergencia, chocando contra la misma excavadora que había movido la piedra y matando al conductor. Poco después, el comandante de la base murió repentinamente de un ataque al corazón, aumentando la creencia en la maldición. Con el tiempo, la actividad en el aeródromo continuó sin más incidentes. La guerra terminó y la base fue desmantelada. La piedra sagrada, una vez temida, terminó como adorno en el estacionamiento de un pub en Boreham. Las supersticiones se desvanecieron, y la vida en la región volvió a la normalidad.
Recopilación
El PELADO Investiga
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