La fascinación de los nazis por el ocultismo y lo esotérico fue promovida principalmente por Heinrich Himmler, líder de las SS. A través de la “Ahnenerbe”, una organización creada para investigar el origen ancestral de la raza aria, los nazis intentaron demostrar una conexión histórica con la antigua cultura germana. En 1935, surgió un proyecto clave: el “Hexenkartothek”, un archivo que recopilaba registros sobre la caza de brujas desde la Edad Media.
Himmler creía profundamente en las ciencias ocultas, lo que posiblemente tenía raíces en su historia familiar. Se dice que un antepasado suyo fue ejecutado por hechicero en el siglo XVII, lo cual lo motivó a demostrar que las iglesias católica y luterana intentaron erradicar las antiguas tradiciones germanas con la quema de brujas. Durante el siglo XIX se propagó el mito de que millones de mujeres habían sido ejecutadas en estas persecuciones, una cifra que los nazis exageraron. En realidad, en Alemania se estima que hubo alrededor de 25,000 víctimas, y en toda Europa unas 60,000.
El archivo también fue inspirado por las ideas de Alfred Rosenberg, uno de los principales ideólogos del régimen nazi. Este afirmaba que la caza de brujas era parte de una conspiración diseñada para eliminar la esencia femenina germana. Su rechazo al cristianismo, por sus raíces hebreas, lo llevó a promover una versión distorsionada conocida como "cristianismo positivo", que intentaba transformar tradiciones cristianas como la Navidad en celebraciones alineadas con la ideología nacionalsocialista.
Otto Höfler, otro personaje clave en estas investigaciones, fue miembro de la Ahnenerbe y participó en el Consejo Asesor del Instituto Reich para la Historia de Alemania. Desde 1938 hasta 1945, enseñó en la Universidad de Múnich, y sus estudios sobre folclore y lengua alemana buscaban rastros de un supuesto espíritu germano ancestral. Höfler creía que los antiguos practicantes de la brujería germana eran guerreros que defendían las tradiciones del pueblo alemán.
El proyecto “Hexenkartothek”, bajo la dirección de Rudolf Levin, revisó cientos de documentos históricos hasta 1943 en busca de información sobre los juicios por brujería en Europa. El objetivo era sostener la teoría de que la Iglesia había eliminado sistemáticamente las tradiciones germanas. Sin embargo, las investigaciones no condujeron a ninguna conclusión relevante, ya que la mayoría de los juicios de brujas en Alemania fueron llevados a cabo por tribunales seculares. Además, la persecución no se limitó a las mujeres: alrededor del 25% de las víctimas de la caza de brujas fueron hombres. Las peores persecuciones ocurrieron entre los siglos XVI y XVIII, coincidiendo con la ejecución del antepasado de Himmler. Este archivo es un testimonio del deseo nazi por reinterpretar la historia en función de su ideología, incluso recurriendo a mitos y teorías sin base histórica.
Recopilación
El PELADO Investiga
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