ESCUCHA EL #EXPEDIENTE Nº 59 | 13.09.2024

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LOS MONSTRUOS EN LA FICCIÓN SON ¿EL REFLEJO DE NUESTROS PROPIOS MIEDOS?

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Hablar de los monstruos en la ficción es un reto interesante. A lo largo de la historia, la representación de lo monstruoso ha ido cambiando y adaptándose a los temores y preocupaciones de cada época. Una forma simple de entender a los monstruos es como una proyección de nuestros miedos más profundos. Aunque algunos estudios los clasifican de manera muy compleja, basándose en características físicas como simetría, forma o número de apéndices, el famoso escritor Stephen King ofrece una versión más accesible y directa en su libro “Danza Macabra”. King propone que los monstruos de la ficción pueden agruparse en cuatro grandes categorías: Frankenstein, Drácula, el Hombre Lobo y el Fantasma.

Cada una de estas figuras representa algo diferente. Frankenstein simboliza el monstruo artificial, aquel que fue creado a partir de partes y que no logra encajar en la sociedad que lo rechaza. Este rechazo lo convierte en una criatura peligrosa, capaz de causar destrucción, pero no por falta de inteligencia, sino por el odio que siente hacia su entorno. Drácula, por otro lado, encarna a aquellos monstruos que se alimentan de la vida de otros, que los corrompen y los transforman. Esta categoría podría incluir a todos los vampiros y seres que, de alguna forma, chupan la energía de sus víctimas.

El Hombre Lobo es una figura que representa la lucha entre nuestra parte civilizada y nuestros instintos más primitivos. Es una criatura que actúa por impulso, sin una gran estrategia o plan, y por ello, es un reflejo de la bestia que llevamos dentro. Finalmente, el Fantasma es un símbolo de las mentes divididas, de los conflictos internos y los miedos reprimidos que se manifiestan en forma de seres espectrales.

Si bien el modelo de King es útil, se queda corto al abordar otras formas de lo monstruoso. Por ejemplo, en el Renacimiento se creía que los niños nacidos con deformidades eran el resultado de la imaginación descontrolada de la madre durante el embarazo. Se pensaba que, en lugar de generar un hijo sano, la madre podía deformar al niño con sus deseos y traumas, creando así un monstruo. Este concepto se refleja en muchas historias, como las de los “changeling”, seres mágicos que reemplazan a los niños humanos y que revelan su naturaleza monstruosa con el tiempo.

Otro ejemplo interesante lo encontramos en la película “Cromosoma 3” (1979), del director David Cronenberg. En esta historia, una mujer es capaz de crear descendencia a partir de sus emociones reprimidas, sin necesidad de un padre. Esto toca un miedo profundo que ha persistido en la humanidad: la idea de que la monstruosidad puede surgir de lo más profundo de nuestra psique.

A pesar de que hoy en día ya no consideramos a las personas con anomalías físicas como monstruos, la idea de lo "diferente" sigue generando una cierta distancia psicológica. El monstruo en la ficción es, en muchos casos, una representación de lo que no comprendemos, de lo que tememos o rechazamos. Aunque, curiosamente, estos monstruos suelen ser más fuertes o inteligentes que nosotros, la diferencia física los deshumaniza y nos hace verlos como inferiores.

Al final, un análisis profundo de los monstruos nos lleva a una conclusión inquietante: los verdaderos monstruos pueden ser reflejos de nosotros mismos y de la sociedad en la que vivimos. Como decía el psicoanalista Carl Jung, “lo que condenamos en los demás suele ser un reflejo de lo que no queremos ver en nosotros mismos”. En este sentido, los monstruos son espejos distorsionados de nuestros propios miedos, deseos y prejuicios.

¿Quién es el verdadero monstruo? Quizás, para responder esa pregunta, debamos reflexionar sobre lo que tememos y sobre cómo estos temores se manifiestan en las historias que contamos. Las ideas que antes nos parecían monstruosas pueden no serlo hoy, y lo que hoy consideramos monstruoso tal vez no lo sea en el futuro. Al final, los monstruos no son más que un reflejo de la evolución de nuestros miedos.

Recopilación
El PELADO Investiga
# EXPEDIENTE 59

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