En el marco de diversas corrientes esotéricas, Maitreya no solo es visto como un Buda futuro, sino también como un instructor mundial que guiará a la humanidad hacia una nueva era. Se cree que el mundo está transitando de la Era de Piscis, dominada por Jesús "el Cristo", hacia la Era de Acuario, una era de unidad y fraternidad. Esta transición estaría marcada por nuevas energías cósmicas, y Maitreya sería el instructor de esta era, según enseñanzas esotéricas.
En este contexto, se espera que Maitreya se manifieste en el mundo para enseñar el arte de la realización del ser y abogar por justicia social, incluyendo la distribución equitativa de alimentos, vivienda adecuada y atención sanitaria para todos. Benjamin Creme, un artista nacido en Glasgow en 1922, ha sido uno de los principales difusores de esta creencia. Según Creme, Maitreya ha permanecido oculto en el Himalaya y, desde 1977, vive en la comunidad hindú-pakistaní de Londres, aguardando el momento oportuno para hacer su aparición pública.
Creme anuncio que Maitreya aparecerá en lo que él denomina el "Día de la Declaración", una especie de nuevo Pentecostés mediático en el que Maitreya se dirigirá a toda la humanidad a través de los medios de comunicación. Aunque no todos estarán viendo a Maitreya en televisión, según Creme, su energía de amor penetrará en los corazones de todas las personas, galvanizando a la humanidad para salvar al mundo.
Este instructor no sería un "alumbrado", es decir, no estaría bajo la influencia de una conciencia superior como lo fue Jesús, quien estuvo guiado por la "conciencia crística" desde su bautismo hasta su crucifixión. En cambio, Maitreya representará por completo esta conciencia, llevando a la humanidad hacia una nueva fase de evolución espiritual.
La visión esotérica detrás de esta expectativa también abarca un entendimiento diferente de figuras como Lucifer, quien es interpretado no como el diablo tradicional, sino como un portador de luz, un ángel que guía a la humanidad en su despertar espiritual. Esta interpretación está muy extendida en movimientos esotéricos contemporáneos, que ven en Lucifer un símbolo de iluminación, y no de maldad.
Además, la llegada de Maitreya inaugura una nueva religión mundial que sintetizará las creencias de Oriente y Occidente. En este nuevo paradigma, Cristo es el exponente del amor y Buda de la sabiduría, Maitreya fusionará ambas energías para responder a las necesidades de un mundo que busca unidad. Este enfoque global pretende superar las limitaciones de las religiones tradicionales, presentando una espiritualidad que trascienda divisiones y promueva la fraternidad humana.
En resumen, la figura de Maitreya, tanto en su aspecto budista como esotérico, representa una profunda esperanza para quienes buscan renovación espiritual y justicia en el mundo moderno. Su mensaje de compasión y unidad resuena con las necesidades de nuestra era, ofreciendo una visión de futuro en la que la humanidad pueda florecer en armonía.
Recopilación
El PELADO Investiga
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