Desde la antigüedad, los músicos afinaban sus instrumentos según sus propios criterios, sin un patrón común. Esto resultaba en melodías que hoy sonarían extrañas para nuestros oídos modernos. No existía un acuerdo global, y la afinación variaba según los materiales y los instrumentos disponibles en cada región.
El debate actual entre la afinación a 440 Hz y la de 432 Hz ha generado muchas teorías, algunas más fantasiosas que otras. Algunos sostienen que el 432 Hz está en mayor armonía con la naturaleza y que el 440 Hz fue impuesto sin una razón clara. Sin embargo, estas afirmaciones no tienen respaldo científico, aunque continúan alimentando la polémica.
Un mito que ha circulado es que el 440 Hz fue establecido por Joseph Goebbels, ministro de propaganda nazi, en 1939. Supuestamente, esta afinación se aprobó oficialmente en 1953 por la Organización Internacional de Normalización. Sin embargo, no hay pruebas que respalden esta versión. En realidad, la afinación ha fluctuado mucho a lo largo de la historia, y no existía un estándar claro antes del siglo XIX.
Los defensores del 432 Hz argumentan que esta frecuencia está más en sintonía con el universo, pero no hay evidencias científicas que lo demuestren. A pesar de los esfuerzos de algunos músicos por promover este tono, el 440 Hz se mantuvo como el preferido en gran parte del mundo.
Históricamente, las afinaciones eran muy variables. En la Alemania medieval, por ejemplo, algunos órganos se afinaban a 567 Hz, mientras que, en el siglo XV, en esa misma región, se usaba una afinación de 377 Hz. Incluso compositores famosos como Johann Sebastián Bach componían para órganos afinados en 480 Hz. En Francia, el 435 Hz se adoptó como el "diapasón normal" en 1859, para detener la tendencia a subir la frecuencia de afinación.
El cambio hacia el 440 Hz no fue fruto de una conspiración, sino más bien de un malentendido. En 1896, la Sociedad Filarmónica de Londres quiso adoptar el estándar francés de 435 Hz, pero debido a un error al calcular la influencia de la temperatura, concluyeron que la afinación debía ser de 439 Hz. Al tratarse de un número primo difícil de manejar, se redondeó a 440 Hz por conveniencia.
Durante el siglo XX, el 440 Hz fue ganando terreno como estándar, aunque algunos países europeos siguieron utilizando otras frecuencias. Por ejemplo, en Inglaterra se afinaba a 443,5 Hz, en Dinamarca a 439,5 Hz y en Holanda a 439,9 Hz. Esto demuestra que la afinación ha sido flexible a lo largo de la historia, ajustándose a las culturas y las tecnologías de cada lugar y tiempo.
Con el auge de la radiodifusión en los años 1920, surgió la necesidad de unificar la afinación a nivel internacional. En 1936, la Asociación Americana de Estándares propuso el uso de 440 Hz para la afinación musical, pero esta recomendación no fue aceptada de inmediato.
En 1939, el Instituto Británico de Estándares organizó una conferencia en Londres, donde se sugirió afinar el central a 440 Hz, tomando en cuenta una temperatura de 20°C. Esta propuesta fue motivada por los avances en la tecnología de la radiodifusión, especialmente por ingenieros alemanes que veían la necesidad de uniformar la afinación para evitar diferencias entre las transmisiones musicales. Sin embargo, orquestas importantes, como la Orquesta Metropolitana de Nueva York y varias francesas, continuaron afinando alrededor de 435 Hz hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial.
La guerra interrumpió los intentos de establecer un estándar definitivo, y no fue hasta 1955 que la Comisión Internacional de Normalización celebró una segunda reunión en Londres, donde finalmente se oficializó el 440 Hz como estándar global. Esta decisión buscaba un punto intermedio entre las afinaciones más graves del pasado y las más agudas del presente. Aunque hay rumores de que Goebbels estuvo detrás de la imposición del 440 Hz, no existe ninguna prueba de su participación en este proceso.
Recopilación
El PELADO Investiga
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