ESCUCHA EL #EXPEDIENTE Nº 69 | 22.11.2024

THE THING FROM ANOTHER WORLD


En una remota estación ubicada en el Polo Norte, un grupo de científicos detecta la caída de un objeto extraño, que inicialmente parece un avión en picada. Tras informar a la base militar más cercana, se organiza una expedición conjunta para investigar el incidente. Una vez reunidos, descubren que la extraña nave que ha aterrizado, hundiéndose en el hielo, no es un avión, sino un platillo volador. Al intentar desenterrarlo utilizando explosivos, la destruyen. Sin embargo, logran hacer un hallazgo crucial: el cuerpo de un extraterrestre congelado dentro de un bloque de hielo. Tras llevar al ser a la base y derretir el hielo que lo aprisionaba, el extraterrestre comienza a mostrar su naturaleza peligrosa, convirtiéndose rápidamente en una amenaza tanto para los científicos como para el personal militar que se encuentra allí.


LA TRAMA DE LA PELÍCULA
En “El enigma de otro mundo”, la trama se ve marcada por la presencia de múltiples personajes que, aunque ocupan un lugar central en la historia, a menudo no tienen funciones claras o están impulsados por intereses ambiguos. Esta falta de definición en sus roles contribuye a crear una atmósfera dinámica y tensa, donde las interacciones entre ellos son lo que realmente impulsa la narración. El protagonista central, el capitán Patrick Henry, junto con el Dr. Carrington, los soldados, los científicos y un periodista que busca obtener la exclusiva sobre los platillos voladores, se encuentran en constante conflicto.

Un aspecto destacable es el personaje de Nikki, cuya presencia en la película, aunque inicialmente vinculada a una trama romántica y a la idea de una mujer en un campo tradicionalmente dominado por hombres, trasciende este rol. Su figura, aunque se enmarca en el contexto de la mujer que lucha por ganar su espacio en el ámbito laboral y científico —algo que refleja las tensiones sociales de la época, marcadas por la creciente participación femenina en el mercado de trabajo durante la Segunda Guerra Mundial—, se distingue por su energía y autenticidad. La joven no se limita a ser el interés amoroso del protagonista, sino que emerge con una fuerza y frescura que la posicionan más allá del estereotipo de la mujer romántica, aportando una dinámica compleja a la historia.

ANÁLISIS PSICOLÓGICO Y CONTEXTO DE LA ÉPOCA
“El enigma de otro mundo” es, en muchos aspectos, la película inversa que se estrenaría 176 días después, específicamente el 28/09/1951, estoy hablando de otra gran producción cinematográfica y que no me canso de ver, o sea la icónica “Ultimátum a la Tierra”. En la primera, el alienígena no emite aviso alguno antes de empezar a matar y destruir. Mientras que la segunda retrataba a los militares como injustificadamente proclives a la violencia y a los hombres de ciencia como nuestra única esperanza para un futuro en paz, la primera presenta la interpretación opuesta.

“El enigma de otro mundo” no queda fuera de la Guerra Fría y la larga sombra de paranoia que proyectaba se hicieron sentir en la nueva generación de películas de ciencia ficción de los cincuenta y sesenta, cómo ya les mencioné en películas analizadas en esta “época dorada del cine sci-fi”. En muchas de ellas, la humanidad se encontraba amenazada una y otra vez por criaturas enigmáticas provenientes del espacio exterior. Dependiendo del punto de vista, estos seres eran metáforas bien de los soviéticos, bien de los anticomunistas –especialmente en el seno del gobierno de los Estados Unidos- embarcados en las cazas de brujas en Hollywood y otros círculos artísticos y que exigían la ciega comunión ideológica de todos los ciudadanos. Fruto de esa inquietud social por las nuevas amenazas que traía la nueva era atómica fue esta película fundacional en el cine de ciencia ficción.

“El enigma de otro mundo” abrió la puerta a la utilización de la ciencia ficción como alegoría, más o menos sutil, de la invasión y los peligros del contacto con lo extraño. Cuando el periodista radia al mundo la noticia de lo acontecido en la base, lo dice bien claro al calificar los sucesos como “una de las batallas más importantes libradas por la raza humana”, identificándose a sí mismo como representante de toda una especie y al alienígena con el enemigo venido de fuera de las fronteras de nuestro planeta.

Aunque el extraterrestre no sea en el largometraje más que un grotesco vegetal humanoide, la idea general estaba muy clara para el estadounidense medio de la época: con los comunistas no se puede razonar; deben ser derrotados mediante la fuerza por hombres decididos que no tengan dudas de quiénes son y de lo que deben hacer para proteger a los suyos. El enemigo alienígena es un ser implacable, tan carente de emoción como dispuesto a cumplir sus objetivos a toda costa, características todas ellas asociadas al comunismo de la Guerra Fría.

Pero más allá de que efectivamente guionista y director tuvieran una intencionalidad política, la película plantea un interesante dilema que revela la actitud que, al menos parte de la audiencia, tenía hacia las figuras del científico y de la autoridad. Tan peligroso como el alienígena es la disensión que anida en las filas de los humanos.

CONFLICTOS INTERNOS DE LOS PROTAGONISTAS
→ El Capitán Patrick Henry
Encarna el arquetipo del héroe de acción, tan característico de las obras de Howard Hawks. Como líder del grupo, no se deja dominar por la incertidumbre ni por el miedo a lo desconocido, una actitud que le permite mantener el control incluso en las situaciones más extremas. Su virilidad, autoridad y capacidad de tomar decisiones rápidas lo convierten en un personaje de fuerte presencia. A pesar de su rol dominante, es un líder que sabe trabajar en equipo y confiar en sus subordinados. El actor, Kenneth Tobey, logra imprimir sutileza a su personaje, mostrando a un hombre determinado y pragmático, capaz de mantener la calma y actuar con cautela, incluso cuando las circunstancias requieren tomar decisiones difíciles y rápidas.

La película se alinea sin ambigüedades con este tipo de protagonista, representándolo, como un hombre que, armado con su firme identidad y propósito, enfrenta la amenaza alienígena con valentía y resolución. El extraterrestre, una fuerza implacable y destructiva, representa un peligro que solo puede ser derrotado por hombres sólidos en su propósito y sin titubeos en sus decisiones. A través del capitán Patrick Henry, “El enigma de otro mundo” refleja la mentalidad de una sociedad post-Segunda Guerra Mundial que, mientras se enfrenta a las tensiones de la Guerra Fría y los avances tecnológicos, ve al héroe de acción como la figura capaz de proteger a la humanidad del caos. El film, en este sentido, se convierte en un espejo de los miedos y las esperanzas de una época marcada por la incertidumbre global.

→ El Dr. Arthur Carrington
En contraste con el capitán Henry, representa el lado intelectual y racional de la película, pero también se muestra como una figura peligrosa debido a su obsesión con la ciencia. Carrington es un hombre dedicado a la búsqueda del conocimiento, dispuesto a sacrificarse, y en muchos casos a sacrificar a otros, en aras del progreso científico. A lo largo de la película, defiende con firmeza que "debemos morir por nuestra especie, sin destruir el conocimiento", una declaración que pone de manifiesto su creencia en la supremacía de la ciencia sobre cualquier otra consideración, incluso la vida humana. Este afán por descubrir lo desconocido lo coloca en conflicto directo con los militares y, en última instancia, con su propio grupo de científicos.

Encarna la figura del intelectual que, cuando se lleva al extremo, se convierte en una amenaza tanto para él mismo como para los demás. Este tema de la ciencia llevada a sus consecuencias más peligrosas es común en la ciencia ficción de los años 50, como se puede observar en películas como “Planeta Prohibido” (1956) o “El Monstruo sin Rostro” (1958), que también exploran el temor a un conocimiento que se escapa de control.

La oposición entre el capitán Henry y el Dr. Carrington se intensifica cuando llega el momento crucial de enfrentarse al alienígena. El capitán, con su enfoque pragmático y directo, está dispuesto a destruir al extraterrestre para salvar a la humanidad, ya que ve al invasor como la avanzada de una amenaza aún mayor. Para Henry, la supervivencia de su grupo y de la humanidad justifica cualquier acción. En cambio, el Dr. Carrington, líder del grupo de científicos, se opone firmemente a eliminar al alienígena. Para él, la ciencia está por encima de todo, y la oportunidad de estudiar al extraterrestre es demasiado valiosa como para dejarla pasar, incluso si eso significa poner en peligro las vidas de todos. A lo largo de la película, Carrington desobedece repetidamente las órdenes del capitán y sigue impulsado por su obsesión científica. Este extremismo lo lleva a aislarse del grupo y, finalmente, casi muere en su intento de comunicarse con el monstruo, demostrando los peligros de su ideología.

→ El invasor extraterrestre
El primer encuentro con el extraterrestre se produce de manera abrupta y angustiante, en medio de una tormenta de nieve que obstaculiza la visibilidad y aumenta la tensión de la escena. La criatura se muestra enfrentándose violentamente a los perros esquimales, arrojándolos con una fuerza sobrenatural, lo que revela su naturaleza salvaje y destructiva. 

Un segundo momento clave en la película ocurre cuando el grupo de militares se enfrenta cara a cara con el alienígena dentro de la base. Este encuentro está cargado de tensión, y la dirección de fotografía juega un papel crucial al crear una atmósfera de misterio y peligro inminente. Aunque el enfrentamiento es breve, el impacto psicológico es profundo, y la incomodidad generada persiste a lo largo de la película.

Esta escena destaca por el uso efectivo de la técnica del "susto", en la que la anticipación y la falsa sensación de alivio se utilizan para sorprender al público en el momento preciso.

Una de las escenas más impactantes de la película es cuando los militares deciden prender fuego al alienígena mientras se protegen con colchones. Este momento no solo es emocionalmente intenso, sino que marca un hito en la historia del cine, ya que fue la primera vez que un actor fue completamente incendiado durante una filmación. Tom Steele, el doble que interpretó al extraterrestre, usó un traje de asbesto con un casco de fibra de vidrio conectado a un tubo de oxígeno puro (altamente inflamable), lo que le permitió respirar mientras se mantenía en llamas.

La tensión llega a su punto máximo durante una escena en un pasillo estrecho, donde el equipo intenta obligar al alienígena a caminar sobre una plataforma electrificada. Sin embargo, en un giro inesperado, el Dr. Carrington apaga la energía, buscando salvar a la criatura. Esta intervención desata el caos, y poco después, el científico intenta establecer un diálogo con el alienígena, mostrando un fervor casi obsesivo por lograr un contacto pacífico. Esta interacción, termina de manera violenta cuando el alienígena, completamente indiferente a los esfuerzos de comunicación, golpea al Dr. Carrington con brutalidad, apartándolo sin miramientos.

En cuanto al diseño del alienígena, aunque el objetivo era crear una figura innovadora, el resultado visual no tuvo el impacto esperado. Dicho alienígena es una planta de forma humanoide que se reproduce por esporas y se alimenta de sangre, básicamente es una planta vampiro espacial, vestido con un traje de goma y una cabeza rapada, lo que le resta parte de la amenaza visual que podría haber aumentado la tensión en pantalla. Aunque el diseño funcionaba dentro de los límites de la época, no logró potenciar por completo el terror que la historia buscaba transmitir. En su intento de subrayar la naturaleza inhumana de la criatura, la película no alcanzó el potencial que un diseño más elaborado y menos antropomórfico habría podido lograr.

No obstante, “El enigma de otro mundo” estableció un modelo para representar extraterrestres en el cine, creando un precedente que influiría en muchas películas posteriores. A pesar de las limitaciones visuales del alienígena, la película sentó las bases para explorar nuevas formas de imaginar lo extraterrestre, lo que alimentó una tradición en el cine de ciencia ficción que sigue evolucionando hasta el día de hoy. El largometraje abrió la puerta a representaciones más complejas y variadas de seres, dejando un legado que perduraría por décadas y marcando un antes y un después en la forma en que se aborda la amenaza alienígena en la pantalla grande.

LA NATURALEZA DE LA PELÍCULA
Aunque basada en el relato “¿Quién anda ahí?” (1938) de John W. Campbell Jr., la película toma muchas libertades creativas. El alienígena cambia de ser un imitador de formas a un “vegetal humanoide”. A pesar de este cambio, la criatura logra ser aterradora gracias a la dirección de Howard Hawks y las ingeniosas decisiones de guion.

“El enigma de otro mundo” es la primera película de los cincuenta en presentarnos al científico en el rol del “Apaciguador”, esa criatura que, ya sea por cobardía o por error, abrirá las puertas del Jardín del Edén y dejará entrar a los demonios. Esta visión de la actitud del científico como defensor de engendros y creador de horrores tecnológicos ha llegado hasta nuestros días a través de películas de la franquicia de “Alien” o “Terminator” (en la que, por cierto, también los perros enloquecían al percibir al enemigo alienígena y que podemos ver su reacción en este icónico film.

Podría pensarse que la ciencia ficción es un género que defiende la exploración y la experimentación. Pero por cada “Con Destino a la Luna” (1950) o “Encuentros cercanos del Tercer Tipo” (1977), encontramos un “Planeta Prohibido” (1956), un “Tarántula” (1955) o un “La Mosca” (1958, 1986), que nos cuentan que hay ciertos conocimientos que se encuentran más allá de nuestra capacidad para manejarlos.

LO QUE FUNCIONÓ Y LO QUE NO
La película “El enigma de otro mundo” es una obra que marcó un hito en el género de la ciencia ficción, y su análisis revela tanto sus aciertos como sus áreas problemáticas. Su verdadera fuerza narrativa y visual, radica en la interacción entre sus protagonistas. El director exigió una interpretación más profunda y matizada de lo habitual en producciones de este tipo, lo que permitió que los personajes adquirieran una dimensión humana genuina, evitando caer en estereotipos o roles superficiales. Cada uno de ellos tiene una personalidad propia y no se limita a ser simple "carne de cañón" para la trama o piezas convenientes en el guion.

Los personajes son tratados como individuos con motivaciones y emociones reales, lo que añade un nivel de credibilidad que destaca en el contexto de un largometraje de ciencia ficción. Esta humanidad, a su vez, refuerza el tema central de la película: la importancia de un grupo unido, basado en la camaradería y el igualitarismo. Sin hacer una declaración moral explícita, “El enigma de otro mundo” transmite un mensaje de solidaridad y fortaleza dentro de una comunidad, un ideal que resonaba fuertemente en el público estadounidense de la posguerra.

“El enigma de otro mundo” evita los tiempos muertos y mantiene un ritmo constante. Las escenas están cuidadosamente diseñadas para avanzar la trama sin redundancias, lo que resulta en una película emocionante y compacta. Los diálogos son ingeniosos, rápidos y efectivos, lo que ayuda a mantener el interés del espectador.

Las limitaciones presupuestarias de la película son evidentes en varias escenas, pero lo que realmente destaca es la creatividad con la que se sortearon estos desafíos. Un ejemplo notable es cómo se representó el platillo volador. En lugar de construir una maqueta completa, los realizadores se concentraron en fabricar únicamente la parte superior de una aleta metálica, justificando que el resto de la nave estaba sepultado bajo el hielo. Esta solución, aunque económica, resultó ingeniosa y funcional para la narrativa.

La escena en cuestión muestra a los científicos y los militares en la superficie del hielo, trabajando juntos para determinar el contorno de la nave alienígena enterrada. Cada miembro del equipo se coloca en una posición específica, formando un círculo alrededor del área donde se presume que está el objeto. La acción culmina cuando el periodista del grupo exclama emocionado: “¡Al fin…un platillo volador!”. Este momento no solo refuerza el impacto dramático de la escena, sino que también demuestra cómo la película aprovecha sus limitados recursos para generar una atmósfera convincente.

¿QUÉ MENSAJE NOS DEJA?
La película refleja el clima de ansiedad de la década de 1950, un periodo marcado por el temor a nuevas amenazas globales, sobre todo nucleares. En este contexto, el alienígena se convierte en un símbolo de la incertidumbre y la imprevisibilidad del futuro. El célebre comentario final del periodista Ned Scott, que advierte a la audiencia: "Vigilen los cielos, donde estén. No dejen de mirar hacia el cielo...", encapsula perfectamente el temor de la época. Este miedo se alimentaba tanto de la amenaza nuclear como del creciente interés por los platillos voladores y la posibilidad de un ataque soviético con misiles intercontinentales.

EPÍLOGO
“El enigma de otro mundo” se distingue por sus propias características y por la huella que dejó en el cine de ciencia ficción. Aunque el subgénero de invasiones alienígenas de la década de 1950 se consolidó con películas como “La Guerra de los Mundos” (1953), “El enigma de otro mundo” siguió una línea diferente, acercándose más a las películas de monstruos de las décadas de 1930 y 1940 que a las invasiones masivas tan típicas de la ciencia ficción posterior. La trama, centrada en un solo extraterrestre, sirvió de inspiración para otras películas, destacando la influencia que tuvo en el cine de ciencia ficción y, más tarde, en el horror.

A pesar de que “La Guerra de los Mundos” fue la película que dio forma a la invasión alienígena en términos épicos y globales, “El enigma de otro mundo” desarrolló una narrativa más intimista, enfocada en una amenaza singular. Esto, a su vez, dejó una marca indeleble en muchos otros filmes que seguirían este modelo. Por ejemplo, “Vinieron del Espacio” (1958) retomó el concepto de una única entidad alienígena descontrolada, que más tarde sería replicado en “Alien, el octavo pasajero” (1979). En este sentido, se puede afirmar que “El enigma de otro mundo” fue uno de los antecedentes directos de la franquicia de “Alien”, mostrando que la figura del alienígena no tiene que ser masiva para resultar aterradora; incluso una sola criatura puede generar un terror profundo.

Mi Calificación para “El enigma de otro mundo” es un: 10, PELADO Investiga

El impacto cultural y cinematográfico de “El enigma de otro mundo” no puede subestimarse. Logró capturar una combinación de suspenso, violencia sugerida y una criatura alienígena de características ambiguas que resultó ser mucho más impactante que muchas de sus imitadoras. Si bien los efectos y los escenarios eran modestos, la película brilló gracias a la dirección hábil de Howard Hawks y los diálogos inteligentes del guionista. Los realizadores sabían cómo trabajar con los limitados recursos de una película de serie B, y lo hicieron de manera que superaron las expectativas del público, ofreciendo una experiencia memorable.

Su influencia se extendió aún más en el tiempo. En 1966, la película “Destino: Espacio Interior” fue la primera en experimentar con la idea de situar a un extraterrestre similar bajo el agua, una variante que luego se repetirá en otras producciones. Además, la película de John Carpenter de 1982, “La Cosa”, remake que retoma y reinterpreta los elementos clave de la historia original, acercándose más a la novela de John W. Campbell en la que se basa. Esta versión no solo modificó la representación del extraterrestre, transformándolo en un ente capaz de robar cuerpos y cambiar de forma, sino que también exploró la paranoia y la desconfianza entre los personajes, creando una atmósfera completamente diferente, aunque igualmente efectiva.

“El enigma de otro mundo”, además, ha sido reconocida por influyentes cineastas como Ridley Scott, Arthur C. Clarke y John Carpenter, quienes han citado a la película como una de las más importantes en la evolución del género. Para ellos, el visionado de este film fue decisivo en el camino hacia sus propias obras maestras dentro de la ciencia ficción y el terror.

En definitiva, “El enigma de otro mundo” es una película fundamental en la historia de la ciencia ficción. Su impacto es comparable al de otras películas clave del género, como “La Invasión de los Ladrones de Cuerpos” (1956). Su relevancia sigue vigente, siendo una obra obligada para cualquier aficionado al cine de ciencia ficción, y un hito que abrió el camino para innumerables películas que seguirían explorando el miedo a lo desconocido y los horrores del espacio exterior.


Ficha Técnica
Fecha Estreno: 05/04/1951
Título: The Thing from Another World 
Duración: 87 minutos
País: Estados Unidos
Dirección: Christian Nyby | Howard Hawks








El PELADO Investiga

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