Todos conocemos, o creemos conocer, la historia de Caperucita Roja. Pero su vigencia a lo largo del tiempo no se debe únicamente a ser un cuento infantil, sino a su mensaje profundo y simbólico. Es, en esencia, un relato de advertencia que busca transmitir enseñanzas prácticas, especialmente a las niñas. ¿Cuál es el consejo principal? No hables con extraños. Estos pueden ser Lobos Feroces disfrazados de algo inocente, como una abuela enferma o un cordero. El relato, tal como lo conocemos, fue publicado por primera vez por el autor francés Charles Perrault en su libro “Cuentos de mamá ganso”. En este texto, la protagonista es llamada “Le Petit Chaperon Rouge”, nombre inspirado en la caperuza roja que usaba para protegerse del frío del bosque. Sin embargo, este apodo no aparece en la versión oral original del cuento, en la cual no se menciona ninguna caperuza ni el color rojo. Estos detalles fueron añadidos por Perrault, dotando al relato de nuevos significados.
La inclusión de la caperuza roja tiene un simbolismo muy marcado. En el siglo XVII, esta prenda era asociada con la aristocracia, lo que en la historia sugiere que Caperucita era ambiciosa o aspiraba a algo más allá de su posición. Este inconformismo la posiciona como una joven individualista, casi rebelde, rasgos que podrían atraer problemas en su contexto histórico, similar a la imagen de una bruja en aquella época.
Erich Fromm, destacado psicoanalista, interpretó el color rojo como un símbolo de madurez sexual, aludiendo al inicio de la menstruación. Según esta visión, el viaje de Caperucita al bosque representa un rito de paso hacia la adultez, mientras que el encuentro con el Lobo Feroz simboliza el primer contacto con la tentación y el deseo. Fromm incluso conecta este detalle con antiguos rituales europeos, como la tradición de vestir de rojo a la Reina de Mayo y enviarla al bosque en busca de la primera flor. En las versiones folclóricas originales, el antagonista no es un solo Lobo, sino Lobos Feroces, que representaban los miedos reales de la época, como los ataques de hombres lobo conocidos en Francia como “bzou”. Charles Perrault redujo estos elementos a un solo Lobo, aunque conservó el hambre como su motivación principal. En su adaptación, se insinúa que el Lobo es también una figura aristocrática que intenta seducir a una joven inocente pero desobediente.
Uno de los aspectos más fascinantes de la historia es la relación entre la prohibición maternal de no entrar al bosque y el castigo por desobedecer: ser devorada. Este vínculo entre causa y efecto refuerza la lección moral del relato, y es precisamente esta dinámica la que lo ha mantenido vigente a través de los siglos. Perrault omitió la posibilidad de redención para Caperucita y su abuela, pero los hermanos Grimm, en su versión posterior, introdujeron al Cazador, quien rescata a ambas del vientre del Lobo. Este giro añade la idea de que los errores pueden ser corregidos, una visión menos severa que la de Perrault. El Lobo Feroz en el cuento tiene una función más compleja que la simple amenaza. Su astucia para persuadir a Caperucita a desobedecer sugiere un simbolismo más profundo: no busca solo devorarla físicamente, sino conquistarla emocionalmente, representando al Mal en su forma más seductora. En el juego dialéctico entre ambos, el Lobo no utiliza la fuerza, sino la manipulación, reflejando un arquetipo del Diablo que busca un pacto voluntario con su víctima.
Los hermanos Grimm también hicieron énfasis en la figura del Cazador como símbolo de protección masculina, representando la fuerza necesaria para salvar a una joven que, según la mentalidad medieval, era vulnerable y propensa a desviarse. Este contraste entre el Lobo y el Cazador ilustra dos caras de la figura masculina: el seductor peligroso y el protector firme. Bruno Bettelheim un reconocido psicólogo infantil, añadió otra capa de interpretación, sugiriendo que el relato explora el deseo inconsciente de Caperucita de seducir a su figura paterna, representada en el Lobo y el Cazador. Según esta perspectiva, el bosque simboliza un territorio desconocido que Caperucita no está lista para explorar, y su transgresión de las reglas revela los peligros de una sexualidad inmadura.
Finalmente, el renacimiento de Caperucita Roja desde el vientre del Lobo, con la ayuda del Cazador, marca su transición hacia la adultez.
Este evento no solo simboliza la maduración emocional y física, sino que también asegura que la historia ofrezca una lección clara sobre los riesgos de desobedecer las normas sociales y morales. Caperucita Roja, lejos de ser un simple cuento infantil, es un relato cargado de simbolismo, desde la caperuza roja hasta el bosque como lugar de tentación y descubrimiento. A través de las distintas versiones, ha servido como un reflejo de las preocupaciones sociales, psicológicas y culturales de cada época.
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