El libro de Ezequiel contiene uno de los relatos más enigmáticos de las Escrituras. Una noche, mientras el profeta observaba el cielo en Babilonia, contempló la llegada de cuatro seres rodeados de fuego. Cada uno tenía cuatro rostros: uno humano, uno de león, uno de toro y uno de águila. Poseían alas y piernas como pezuñas. Entre ellos se desplazaba un vehículo con ruedas llenas de ojos, que avanzaban en todas las direcciones. En lo alto, una bóveda luminosa sostenía un trono sobre el cual estaba una figura radiante, envuelta en fuego y arco iris. (Ezequiel 1,1-28)
Esta visión dejó a Ezequiel atónito y sin habla durante días (Ez 3,15.24.26). Aunque a primera vista puede parecer la descripción de una nave alienígena, los elementos del relato están cargados de simbolismo bíblico. Los seres fantásticos eran querubines, figuras asociadas a la presencia divina (Ez 10,15.20-22). Las ruedas con ojos representaban la omnisciencia de Dios, y el fuego indicaba su gloria. La bóveda cristalina simbolizaba el firmamento, y el trono era un signo de autoridad suprema.
El propósito de esta visión era transmitir un mensaje de consuelo a los exiliados judíos en Babilonia. Creían que Dios residía únicamente en Jerusalén y se sentían abandonados. Ezequiel les mostró que el Señor había viajado hasta ellos en su carro celestial, demostrando que no estaba limitado por fronteras ni templos. Este relato no tiene relación con ovnis, sino con la afirmación de la omnipresencia divina.
Contexto Histórico y Cosmología Hebrea
Para los antiguos hebreos, el universo era un disco plano sostenido por columnas y rodeado de aguas profundas. El cielo era una cúpula sólida donde colgaban el sol, la luna y las estrellas, movidos por ángeles. Esta visión del mundo hacía imposible concebir planetas habitados. Las estrellas eran simples adornos del cielo, creados por Dios para iluminar y orientar a los hombres.
Con esta perspectiva, es evidente que la Biblia no hace referencia a seres de otros planetas ni a viajes espaciales. En cambio, utiliza un lenguaje simbólico y poético para comunicar verdades espirituales y morales.
Debate Contemporáneo sobre los Ovnis
Desde que en 1947 Kenneth Arnold describiera los "platos voladores", se ha debatido intensamente sobre la existencia de visitantes extraterrestres. Aunque millones de personas afirman haber visto objetos no identificados, la ciencia no ha encontrado pruebas concluyentes. Ante esta falta de evidencia, algunos buscan respuestas en las Escrituras, interpretándolas fuera de su contexto original.
A partir de estas interpretaciones, han surgido movimientos religiosos que veneran a los supuestos viajeros espaciales. Sin embargo, estas creencias malinterpretan los textos sagrados, que no mencionan a seres de otros mundos.
La Biblia no confirma ni niega la existencia de vida extraterrestre. Se centra en el ser humano y en su relación con Dios. Incluso si solo la Tierra está habitada, no estamos solos en el universo. Jesucristo, quien vino desde más allá de las estrellas, habitó entre nosotros para revelar el amor divino. Esta presencia celestial es suficiente para llenar de sentido la existencia humana, independientemente de lo que aún quede por descubrir en el vasto cosmos.
Recopilación
El PELADO Investiga
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