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En la historia de la historieta argentina, “El Eternauta” ocupa un lugar fundamental. Nacida en la revista “Hora Cero Suplemento Semanal” en 1957, la obra de Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López rompió con la tradición al proponer una narrativa en la que la ciencia ficción servía como herramienta para una crítica social y política profunda.
La trama se desarrolla en Buenos Aires, en una noche gélida, cuando Juan Salvo, dueño de un pequeño taller de transformadores, se reúne con sus amigos para jugar al truco. Salvo es un hombre común, un vecino sencillo, que refleja la figura del ciudadano promedio ante una crisis que lo desborda. Su personalidad evoluciona a lo largo de la historia, pasando de la incertidumbre inicial a asumir una postura de liderazgo colectivo, aprendiendo junto a sus compañeros a enfrentar lo inimaginable.
Entre sus amigos se encuentra el profesor Favalli, un físico universitario. Destaca por su capacidad intelectual y su calma racional frente a la adversidad. Es el motor de la estrategia para la supervivencia, proponiendo ideas y soluciones prácticas para protegerse de la nevada mortal y de las amenazas externas. Su rol es clave para transformar el hogar en una fortaleza segura, y su pensamiento científico y pragmático marca la diferencia para el grupo.
Polsky, el jubilado, simboliza la fragilidad y la nostalgia por tiempos más seguros. Su trágico final temprano es una de las primeras demostraciones del peligro mortal que acecha y sirve para sensibilizar al grupo sobre la amenaza que representa la nevada. Su pérdida conmueve a los sobrevivientes y refuerza la necesidad de unidad y precaución.
Estos personajes, con sus diferentes características y formas de enfrentar la crisis, constituyen el núcleo humano de la historia y reflejan la variedad social y emocional del pueblo argentino. Su convivencia, diálogo y colaboración modelan la idea del héroe colectivo que Oesterheld quiso plasmar.
La amenaza alienígena que enfrenta el grupo no es solo una invasión externa sino una metáfora del miedo y la violencia presentes en la época. Inspirada en la Guerra Fría y en la constante tensión nuclear, la historia explora cómo la solidaridad y la organización pueden ser la respuesta frente al poder destructivo. Así, “El Eternauta” se distancia de los relatos convencionales de ciencia ficción para proponer una reflexión ética y política, anticipando los acontecimientos turbulentos que marcarían las siguientes décadas en Argentina.
Retomando la historia, la segunda versión de “El Eternauta”, que contó con los dibujos innovadores de Alberto Breccia en 1969, representa un salto cualitativo en la intensidad y profundidad de la narración. Esta etapa muestra un enfoque mucho más oscuro, con un tono explícito y descarnado que refleja la realidad social y política que vivía Argentina y gran parte de América Latina en ese momento, marcada por la violencia, la represión y la desconfianza hacia los poderes establecidos.
Juan Salvo, el protagonista, se transforma en un símbolo más que en un simple individuo. Ya no es solo el hombre común enfrentando lo desconocido, sino que encarna la conciencia política y social que debe despertar ante la opresión. Su carácter evoluciona: de ser un vecino sencillo y sorprendido por la invasión extraterrestre, pasa a ser un líder comprometido con la resistencia y la lucha colectiva. En esta segunda versión, Salvo muestra una madurez que surge de la experiencia y el dolor, pero también una determinación férrea para defender su mundo y a sus seres queridos.
En el próximo expediente, continuaremos explorando esta segunda etapa de "El Eternauta", profundizando en los vínculos personales, el papel de la ciencia como herramienta de resistencia, y el contexto político que da forma a la narrativa. Además, analizaremos los elementos simbólicos presentes en las ilustraciones y la carga ideológica que impregna la obra, con especial atención a episodios clave como la marcha hacia River Plate y la inscripción “Vote Frondizi”.
Recopilación
El PELADO Investiga
# EXPEDIENTE 93