ESCUCHA EL #EXPEDIENTE Nº 116 | 07.11.2025

DI LAS COSAS COMO SON

A finales de los años ochenta… Don Johnson —sí, el mismo rostro del detective Sonny Crockett en “Miami Vice” — se atrevió a cambiar el arma por un micrófono. Era 1989, y el álbum “Latido del corazón”. Un título que ya anunciaba su intención: mostrar que debajo del ícono televisivo había un hombre… que también dolía.

De ese disco, una canción brilló con una honestidad que desarmó a más de uno: “Di las cosas como son”. Una versión personal de un clásico soul de 1966, originalmente interpretado por Aaron Neville. Johnson la retomó más de veinte años después, en un momento de transición entre la fama, el amor y el desgaste emocional. Era su forma de decir: “No todo lo que brilla en la televisión es felicidad.”

La canción no alcanzó los primeros puestos de los rankings, pero encontró su propio eco: ese espacio íntimo donde una voz dice lo que muchos callan. Fue, más que un éxito comercial, una confesión.

“Si quieres algo con lo que jugar, ve y búscate un juguete.”
Así comienza… sin preámbulos. Una advertencia que suena como un portazo contenido. Hay cansancio en esa frase, el cansancio de quien ya ha amado con ingenuidad… y no quiere repetir la historia. Johnson canta con una mezcla de firmeza y ternura. Como quien ama, pero ya aprendió a cuidarse.

“Mi tiempo es demasiado caro, y no soy un niño pequeño.”
Ahí se asoma la madurez: el reclamo del adulto que pide respeto, verdad, reciprocidad. En una época donde el amor romántico solía disfrazarse de juego, esta letra se planta y dice: no quiero jugar más.

“No juegues con mi corazón.”
Tres palabras que podrían ser el estribillo de cualquiera que haya sentido el filo de una mentira. Breves. Claras. Sin poesía innecesaria… porque el dolor no necesita adornos.

En el segundo bloque de la canción, la voz cambia de lugar. Ya no hay advertencia… hay vulnerabilidad.

“No te avergüences, deja que tu conciencia sea tu guía.”
Es un llamado a soltar el orgullo, ese viejo enemigo del amor. Como si Johnson dijera: sé valiente, di lo que sientes antes de que sea tarde.

Luego, la línea que atraviesa toda la canción:

“La vida es demasiado corta para tener dolor.”
Un verso que resuena como un eco de los años ochenta… y de cualquier década. Porque todos, alguna vez, miramos el reloj del tiempo y sentimos que ya no hay margen para los juegos emocionales.

Y finalmente, el cierre:

“Puede que estés aquí hoy, y te hayas ido mañana.”
Una frase simple, casi coloquial… Pero detrás hay un abismo: la certeza de que el amor, si no se dice a tiempo, se desvanece.

Di las cosas como son, no cambió la historia de la música. Pero sí dijo, con la voz templada de Don Johnson, algo que todos necesitamos oír alguna vez: que la verdad, aunque duela, es la única forma de amar sin máscaras, en una década de excesos y apariencias, Johnson apostó por la franqueza. Y esa elección lo volvió humano… vulnerable… real.

Hoy, más de treinta años después, la canción sigue siendo un espejo. Porque seguimos temiendo decir lo que sentimos. Seguimos jugando cuando podríamos simplemente… hablar.

Al final, eso es lo que nos pide la vida, ¿no? Que digamos las cosas como son. Que no esperemos al mañana. Porque —como dice Don— “puede que estés aquí hoy… y te hayas ido mañana.”

Tema musical incluido en el #expediente 116, del 07.11.2025

Recopilación
El PELADO Investiga
# EXPEDIENTE 116

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