Antes de ser incluido en el canon hebreo, fue objeto de intensos debates entre los rabinos judíos, quienes cuestionaban su carácter sagrado. Este escrito, que omite directamente el nombre de Dios, justifica una fiesta profana y revela un gusto por la venganza, alejándose de los grandes temas teológicos del judaísmo, como la Ley, el Pacto y la elección del pueblo de Israel. Su aceptación final en círculos judíos posiblemente ocurrió en los siglos III o IV d.C., enfrentando también la duda de su inspiración por parte de algunos autores cristianos, discutido incluso en concilios.
La ausencia del nombre de Dios en Ester no implica irreligiosidad ni falta de temor a Dios, como evidencian los elementos del relato. Mardoqueo, alentando a Ester a actuar, confía en que Dios protegerá al pueblo judío, demostrando la confianza en la providencia divina. Los judíos expresan su dolor ante el edicto de Amán mediante ayuno y lamento, mientras que Ester se prepara con ayuno y busca la ayuda de los judíos en Susa. Estas acciones van acompañadas de oración, revelando un conflicto religioso entre judíos y paganos, basado en la negación de la adoración a un hombre para no infringir el primer mandamiento de Dios.
El libro de Ester, aunque no menciona explícitamente a Dios, sigue principios religiosos y presenta una base providencial. A través de eventos donde un poder mayor protege a Israel, se revela un sentir devoto al interpretar detalladamente los pasajes. La obra se caracteriza por un fuerte componente religioso y moral, lo que facilitó su inclusión en el canon de los escritos del Antiguo Testamento.
A pesar de la ausencia del nombre de Dios, la presencia y poder divinos se manifiestan claramente en Ester, proporcionando liberación para su pueblo mediante "coincidencias" cuidadosamente planificadas. Aunque no se asocie explícitamente el nombre del Señor, se percibe su constante cuidado hacia el pueblo judío, protegiéndolo contra el antisemitismo inspirado por el diablo. Dios, como el Autor de toda la historia, dirige eventos sin necesidad de colocar Su nombre al pie de cada página.
Aunque Ester no se menciona en el Nuevo Testamento ni se encuentra en los rollos del Mar Muerto, algunos, incluidos judíos, han cuestionado su canonicidad por diversas razones. No obstante, el libro ofrece valiosas lecciones sobre la fidelidad de Dios, incluso cuando su pueblo es desobediente. A través de la historia de Ester, se destaca la continua provisión divina y el cuidado hacia aquellos que confían en Él.
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