Es un concepto proveniente de la teosofía, que describe un estado de existencia después de la muerte, donde las almas experimentan un profundo bienestar antes de su próxima reencarnación. El término proviene del sánscrito, significando “Tierra de los Dioses” o “Tierra Resplandeciente”.
Según esta doctrina esotérica, tras la muerte física y la separación del cuerpo astral, el alma asciende al plano mental, ingresando en lo que se denomina “Devachán”, un mundo de pensamiento puro. Este lugar es descrito como una especie de “cielo”, donde la tristeza y el mal no tienen cabida, gracias a la protección de grandes inteligencias espirituales que guían la evolución humana.
El Devachán no es un espacio físico, sino una experiencia interna donde cada individuo vive en su propio “mundo” creado por sus pensamientos y emociones más elevados. A diferencia del plano astral, donde el alma interactúa con otros seres, en el Devachán, cada persona se encuentra en una especie de aislamiento, sin interferencias del mundo material o astral. Este aislamiento no es solitario, sino un estado de introspección y meditación profunda sobre la vida pasada.
Una característica notable es la ausencia de dolor y sufrimiento. Tras la “segunda muerte”, el alma experimenta un período de inconsciencia, similar al que sigue a la muerte física, antes de despertar en este estado de indescriptible bienestar. Al hacerlo, el alma se encuentra rodeada de colores y sonidos armoniosos, y las imágenes de sus seres queridos aparecen ante ella, pero idealizadas y puras, libres de las imperfecciones del mundo físico.
La experiencia es extremadamente placentera. Es un mundo donde las almas gozan de una felicidad suprema, un estado que no se puede comparar con ninguna experiencia terrenal. Cada alma, al ingresar en este plano, lleva consigo los pensamientos y aspiraciones más elevadas que tuvo durante su vida física. Estas aspiraciones se manifiestan en el Devachán como realidades vivas, creando un ambiente de satisfacción total.
Incluso las relaciones con otros seres en ese plano son diferentes. No es el amigo físico el que se encuentra allí, sino la esencia espiritual de ese amigo, lo que permite una comunión más profunda y auténtica. Esta conexión se basa en la simpatía y la afinidad espiritual, lo que significa que en este estado no hay lugar para el conflicto o la discordia.
Es, ante todo, un mundo de pensamiento. Los pensamientos más elevados y altruistas de una persona durante su vida física se convierten en la realidad que experimenta en este plano. Aquí, el alma no está limitada por el cuerpo físico o las restricciones materiales, lo que le permite explorar y desarrollar sus aspiraciones más profundas en un entorno de total libertad y plenitud.
Las almas se encuentran en diferentes niveles, dependiendo de su grado de evolución espiritual. Aquellos que han cultivado intereses en el arte, la música, o la filosofía, por ejemplo, experimentan un gozo y aprendizaje ilimitado, mientras que los que se enfocaron más en lo físico pueden tener una experiencia más limitada.
El Devachán es un concepto fascinante que ofrece una visión única del ciclo de la vida y la muerte desde una perspectiva espiritual. En este estado, el alma recoge los frutos de sus pensamientos y acciones más elevados, experimentando un tipo de felicidad y realización que trasciende cualquier cosa conocida en el mundo físico. Es un lugar de descanso y asimilación, donde el espíritu se prepara para su próxima encarnación, llevando consigo las lecciones y las experiencias que ha adquirido.
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