ESCUCHA EL #EXPEDIENTE Nº 59 | 13.09.2024

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EL MISTERIO DE LA BIBLIOTECA DE METAL

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Cuando el mundo estaba fascinado con la llegada del hombre a la Luna, un sorprendente acontecimiento se gestaba en el interior de la Tierra. Mientras Neil Armstrong caminaba sobre la superficie lunar, un hombre en Guayaquil, Ecuador, estaba a punto de registrar uno de los documentos más extraordinarios de la historia notarial del país. En esa fecha, se presentó en una notaría de Guayaquil una escritura que denunciaba el descubrimiento de una sorprendente "biblioteca de metal" en las selvas orientales del Ecuador, más precisamente en las Cuevas de los Tayos. Según el acta notarial, este lugar contenía una cronología de la historia humana, el origen del hombre y conocimientos científicos de una civilización extinguida. Este documento no solo desató controversias que aún persisten, sino que también marcó el inicio de una serie de exploraciones a las cuevas, que se mantienen en el centro del misterio.

Las Cuevas de los Tayos se encuentran en la región oriental de la cordillera de los Andes, en la provincia de Morona Santiago, cerca del río Coangos. Su nombre proviene de un ave nocturna llamada tayo. En 1964, un húngaro llamado Juan Moricz, apasionado por la antropología y las lenguas antiguas, llegó a Ecuador después de haber sido prisionero político en su país natal durante la Segunda Guerra Mundial. Tras ganarse la confianza de la tribu Shuar, accedió a las cuevas y afirmó haber encontrado una antigua biblioteca de metal. En su denuncia notarial, declaró que el hallazgo fue "enteramente fortuito".

El 24 de junio de 1969, informó al presidente ecuatoriano sobre su descubrimiento y el 21 de julio protocolizó su hallazgo en la notaría. Acompañado por un equipo de Guayaquil y con el patrocinio de la Corporación Ecuatoriana de Turismo, regresó a las cuevas en julio para explorar más a fondo. Sin embargo, la expedición se dividió en dos etapas; la primera se completó, pero la segunda, destinada a confirmar la biblioteca metálica, no llegó a realizarse. Las fotos tomadas durante esta expedición generaron un gran interés internacional. Las imágenes mostraban túneles y galerías sorprendentes, que Moricz creía eran el resultado de antiguas intervenciones humanas.

En 1972, el escritor suizo Erich von Däniken, conocido por sus teorías sobre la influencia extraterrestre en culturas antiguas, visitó Ecuador y obtuvo copias del material fotográfico de las cuevas. Su libro "El oro de los dioses" causó gran revuelo en Europa y, cuatro años después, el gobierno británico financió una ambiciosa expedición a las cuevas. La expedición de 1976, encabezada por el ingeniero escocés Stanley Hall, incluía a científicos y militares de ambos países. Aunque se invitó a Moricz a unirse, las negociaciones fracasaron debido a desacuerdos sobre el liderazgo y la preservación del hallazgo.

El astronauta Neil Armstrong, el primer hombre en la Luna, también participó en esta expedición en agosto de 1976. Al regresar a Quito, Armstrong comparó la exploración de las cuevas con su experiencia lunar, destacando que ambas implicaban aventurarse en lo desconocido. A pesar de los esfuerzos de la misión británico-ecuatoriana, la biblioteca metálica no apareció. Moricz había anticipado que los científicos podrían encontrar algunas piezas interesantes, pero dudaba que hallaran el objeto principal. Sus afirmaciones sobre extensos túneles conectando Sudamérica fueron desacreditadas por un informe oficial que limitaba el sistema de túneles a 5 kilómetros y los describía como formaciones geológicas, no arqueológicas.

Otro misterio relacionado es la "Colección Crespi", reunida por el padre Carlo Crespi, un sacerdote italiano que mostró piezas arqueológicas en Cuenca, Ecuador. Manuel Palacios, un investigador local, sostiene que la conexión de estas piezas con las cuevas podría ser errónea, ya que muchas están dispersas o han desaparecido. Las controversias y misterios alrededor de las Cuevas de los Tayos continúan despertando el interés. El Gobierno local ha aprovechado el enigma para promover el sitio como un destino turístico de aventura. Aunque la existencia de la biblioteca metálica sigue sin confirmarse, la figura de Juan Moricz y el enigma de las cuevas mantienen viva la fascinación por este misterioso lugar.

Recopilación
El PELADO Investiga
# EXPEDIENTE 58

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